Los actores Elizabeth Silva (Doña Inés) y Manuel Ortega (Don Juan), durante el ensayo técnico para definir el trazo de luces, la noche del lunes.
“Como un hijo pródigo”, la tragicomedia Don Juan Tenorio llega este otoño a sus treinta y dos años de vida y los conmemora volviendo a sus orígenes locales: recupera el trazo escénico definido en 1977 por el director y dramaturgo michoacano José Manuel Álvarez (Santa Clara del Cobre, 1931 – Morelia, 1998).
También es la primera vez que la obra tradicional de Noche de Muertos en Michoacán es dirigida por una mujer, la parachense Graciela Morales, quien fue discípula de Álvarez y ha participado como actriz en 18 de las temporadas de la obra.
La reposición del Tenorio tal como lo concibió Álvarez se da luego de que, en su edición 2008, este título alcanzó su nadir con la versión emprendida por la Compañía Carro de Heno en dirección de Arnulfo Martínez.
La directora de la XXXII temporada de Don Juan Tenorio, Chela Morales, durante la entrevista.
Regreso a casa
“Lo más importante, para mí –dice la directora Chela Morales en entrevista con Poliedro– es rescatar la propuesta del montaje tal como la formuló el maestro Álvarez en los años setenta. José Manuel afirmaba que la obra en sí misma no requería tanta ciencia. Decía que lo importante era saber elegir a los actores adecuados, buscando la calidad interpretativa”.
Mientras, el coordinador general de la puesta de este año, el actor Jesús Pérez Gallardo, declara: “El gusto que tengo es el de ver reconstruida la puesta original de José Manuel Álvarez, con el canon clásico, su tratamiento costumbrista e incluso empleando el mismo espacio físico definido por el maestro Álvarez, en la esquina noreste del claustro mayor, que abarca lo que hoy es la cafetería, una ventana de la galería Efraín Vargas, la entrada principal al inmueble y la escalera a un costado de la arcada mayor. En este sentido, para mí, esta puesta del Don Juan Tenorio es como un hijo pródigo: regresa a su casa”.
Una imagen en camerinos. Actores y comparsas se enfundan en sus atuendos.
En pos de los orígenes
La edición número XXXII del ya clásico texto de Zorrilla se estrena el miércoles 28 de octubre en Morelia, en el claustro mayor de la Casa de la Cultura.
Desde el año pasado, tanto la directora Graciela Morales como el actor Jesús Pérez Gallardo presentaron sendos proyectos para retomar la obra y restituirle el tratamiento del maestro Álvcarez.
Pérez Gallardo, quien es el coordinador general de la presentación de este año, indicó: “Para este año Chela Morales y yo platicamos y decidimos presentar un proyecto conjunto, ya que ambos buscábamos esencialmente lo mismo: retirarnos un poco de los experimentos para ofrecerle al público, tanto al que ha seguido a esta obra como a los jóvenes que apenas se acercan, la oportunidad de conocer la puesta en escena original. Pedimos una entrevista con el secretario de Cultura, Jaime Hernández Díaz y le planteamos la propuesta, respaldada por nuestras trayectorias. Yo comencé en el teatro en 1961 y Chela también tiene muchos años sobre la escena. Además, los dos participamos en el Tenorio desde el principio y los dos nos formamos en la manera de hacer teatro de José Manuel”.
“Por fortuna, al secretario le agradó la idea. Pasaron apenas quince días desde esa cita cuando se nos comunicó que la propuesta había sido aceptada”.
Durante un breve receso Chela Morales y Jesús Pérez Gallardo intercambian impresiones.
A su vez, Graciela Morales detalla: “Yo estoy muy contenta. En el equipo que hemos integrado tenemos un ambiente muy padre, sin pleitos, ni gritos ni sombrerazos y se ha conjugado un elenco amplio, que reúne a teatristas como Jesús Pérez Gallardo o como yo, que trabajamos directamente con el maestro Álvarez, pero también a gente de teatro de otras generaciones. Por ejemplo, como Don Juan participa Manuel Ortega, que entró al Tenorio durante las puestas en escena de Alfredo Durán; el caso de Manuel es significativo porque, aparte de todo, él está cumpliendo este año tres décadas como actor. Esta es la cuarta ocasión que participa en la puesta del Tenorio, pero es la primera que lleva el protagónico. Por lo demás, tenemos actores de tablas, como Eduardo Guízar, quien interpreta a Don Luis Mejía o Anco Marcio como el capitán Centella, pero también a actrices más jóvenes, como Rocío Torres, que representa este año a doña Ana de Pantoja o a la misma Elizabeth Silva, quien después de las pruebas de casting fue elegida para el papel de doña Inés”.
Rubén Ramírez en la cabina de luces, emprende los ajustes necesarios para el diseño luminotécnico de la puesta en escena.
La primera directora
Graciela Morales, que en su haber cuenta con el desarrollo, durante varios años, del programa nicolaita Al teatro los lunes, en el auditorio José Rubén Romero, respaldado por la Secretaría de Difusión Cultural de la Universidad Michoacana, es la primera directora que toma bajo su responsabilidad la dirección de Don Juan Tenorio. Al respecto dice:
“Lo primero que tengo que expresar es mi agradecimiento al secretario de Cultura, por la confianza que ha depositado en mí. De lo demás, en esta puesta en escena lo que me interesa no es darle ninguna perspectiva de género, porque eso sería ponerse a experimentar otra vez. Lo que quiero, como el resto del equipo creativo de este año, es presentar una versión del Tenorio lo más fiel posible a la manera en que concibió la puesta el maestro Álvarez”.
Parte de la escenografía para la escena de la taberna.
Colaboradores
Entre los colaboradores que apoyan este año a Chela Morales y Jesús Pérez Gallardo figuran Jorge Gutiérrez en la asistencia de dirección; el siempre imprescindible Rubén Ramírez como técnico de luminotecnia (ha venido a Morelia exclusivamente a apoyar el montaje, dejando momentáneamente el Teatro Obrero de Zamora, del que es responsable) y Villeli Matilde en el vestuario. En la comparsa participan alumnos de teatro de la Escuela Popular de Bellas Artes así como integrantes del ballet Calé Bari, de danzas españolas.
Mientras, la música de este año incorpora obras originales del siglo XVI, seleccionadas durante un proceso de casi tres meses. La única excepción a este perfil es el tema musical con el que inicia la obra, que es una pieza original del siglo XIX.
“En general hay una gran disposición a trabajar de parte de todos los colaboradores –añade–, hay un ambiente muy animado, alegre, y eso enriquece el trabajo porque significa que se hace por placer, no por competir o solamente por lucirse. Desde luego, no va a faltar algún prietito en el arroz, pero nuestro compromiso es el de sacar la obra lo mejor que sea posible”.
Ignacio Tena (Ciutti), con otros compañeros.
Una noche de ensayo
El buen ambiente que ha privado en los ensayos del Tenorio fue confirmado entre la noche del lunes y la madrugada del martes. El ensayo técnico para definir el guión de luces comenzó poco después de las nueve de la noche, retrasado apenas unos quince minutos a causa de una llovizna pertinaz que por fortuna se disipó. La jornada nocturna concluiría hacia las 1:20 a.m., cuatro horas después.
En camerinos, las faenas de maquillaje, peinado y vestuario se desplegaron con fluidez. Ya sobre el espacio escénico, la definición del trazo de luces demandó mucho más tiempo, pero los intervalos propios de esta faena no generaron ningún estrés, por el contrario, desataron el sentido del humor de toda la compañía, con Jesús Pérez Gallardo secundando las bromas de compañeros más jóvenes del equipo, en un entorno muy fraternal, y con distintas ocurrencias (algunas realmente deliciosas) de los distintos actores durante los breves momentos de ensayo para ajustar las luces de cada escena.
El relajamiento, perfectamente válido, porque se ha tratado de un ensayo técnico, no de un ensayo general, ha dado cuenta de una complicidad que necesariamente se proyectará durante las funciones.
Don Luis y Doña Ana en la esquina noreste del claustro mayor.
Medios desvelados
Aparte de Poliedro, sólo el diario impreso Provincia estuvo presente esta noche de lunes en el ensayo para captar las impresiones de los diferentes participantes del equipo, observar el proceso en sí y realizar las entrevistas de rigor.
Aquí en Poliedro, para este miércoles, desahogaremos dos de ellas. Una con el actor defeño (pero moreliano adoptivo desde los años ochenta) Manuel Ortega, que está celebrando treinta años en la escena, y otra con la actriz michoacana Elizabeth Silva Moreno, cuya trayectoria teatral en Morelia ha corrido a la par de su carrera como docente. El caso de Elizabeth es singular porque, procedente de una experiencia escénica que la ha encasillado en las comedias de caracteres o en las comedias de situación, esta es la primera vez que le corresponde encarnar a un personaje que no es cómico y del cual ella misma señala: “Estoy muy conciente de que el personaje de Doña Inés es uno de esos que es muy esperado y que también es el blanco perfecto para muchas críticas, pero yo me siento tranquila, muy bien cobijada por mi directora y por mis compañeros”.
La actriz Elizabeth Silva se maquilla en camerinos, al comienzo de la jornada nocturna.
A un día del estreno
La XXXII temporada de Don Juan Tenorio se estrena este miércoles 28 de octubre en Morelia con cuatro funciones, hasta el día 31, en horario de las 20:30 horas en el Claustro Mayor de la Casa de la Cultura de Morelia. Los boletos tendrán un precio de 60 pesos, con descuentos a tarjetahabientes de INSEN y sindicalizados del Gobierno del Estado.
Para el día uno de noviembre se emprenderá la tradicional función en la Capilla Abierta de Tzintzuntzan, a las 22:00 horas, con un boleto de 60 presos en gradas y de 90 pesos en sillas.
El ciclo 2009 de la puesta en escena concluye el día 3 de noviembre a las 20:00 horas en el Ex Convento Agustino en Cuitzeo, donde la entrada será gratuita.
Ya durante el trazo para el segundo acto de la tragicomedia de José Zorrilla.
El nacimiento del Tenorio
El actor Jesús Pérez Gallardo (Morelia, 1942), ha participado en esta puesta en escena novembrina desde la primera función, hace 32 años.
Durante estas tres décadas, en 31 de los 32 años del montaje, ha interpretado al personaje del Comendador, que le fue otorgado desde la primera vez por José Manuel Álvarez.
La única excepción (que escapó totalmente de sus manos), ocurrió en 2005, durante la edición número XXVIII del Tenorio cuando, inexplicablemente, la recién nacida Secretaría de Cultura afirmaba que le rendía un homenaje a la trayectoria del actor y (paradojas de la vis institucional), justo en esa ocasión lo despojaron del personaje, que le fue encomendado a Víctor Sandín.
Pero a estas alturas el Tenorio es inseparable de Jesús Pérez Gallardo, quien ya forma parte de la conmemoración ritual de esta puesta en escena.
Desde tal perspectiva, el actor recuerda el nacimiento de este trabajo en Michoacán:
“Fue en 1977 cuando nació la idea de montar una versión local del Don Juan Tenorio de José Zorrilla. La verdad es que al maestro José Manuel Álvarez no le gustaba la obra y, por lo menos al principio, se resistió. Hasta donde recuerdo, fue en la ciudad de Jiquilpan, durante una gira con la obra Farsas de Casona, que varios actores le propusimos a Álvarez montar el Tenorio. Un año antes, en 1976, una compañía de la ciudad de México la había presentado en Morelia con muy buen éxito de público”.
“A José Manuel la obra le parecía cursi –añade Pérez Gallardo–, pero cuando finalmente aceptó la propuesta y se la presentó al Instituto Michoacano de Cultura, el organismo convino en apoyar el proyecto a condición de que se invitara a dos actores de la ciudad de México para darle más proyección a la experiencia. Fue así como en la primera representación michoacana de Don Juan Tenorio participaron como actores invitados Blanca Sánchez en el papel de doña Inés y Guillermo Orea en el papel de Ciutti”.
“Mientras, desde el primer casting, el maestro José Manuel Álvarez me dijo: ‘tú me gustas para el Comendador’ y así se hizo. Desde entonces no he dejado de interpretar al personaje que me dio el maestro”.
Vista parcial a la escenografía de las tumbas, para la puesta 2009 del Tenorio.