Zapata, de Magdaleno:
la lógica de la traición
Algunos aspectos de la puesta en escena en dirección de Roberto Briceño, ofrecida a fines de enero en el foro La Bodega, en Morelia.
Del 25 al 29 de enero se presentó en Morelia, en el foro teatral La Bodega, de la Secretaría de Cultura, el auto trágico Zapata. La puesta se basa en la dramaturgia original de Mauricio Magdaleno y en dirección de Roberto Briceño. El texto fue seleccionado a fines de 2009 por la agrupación teatral Contrapeso para sumarse a una serie de actividades escénicas relacionadas con las conmemoraciones del bicentenario de la independencia y el centenario de la Revolución Mexicana.
En un primer momento, hacia marzo de 2010, el trabajo se presentó con el formato de una lectura dramatizada, en el ya extinto foro El Refugio del Juglar y varios meses después fue estrenada la versión escénicamente completa, que en su momento no pude ver.
Ahora, la temporada cumplida a fines del mes pasado me permitió al fin conocer la versión definitiva de la adaptación de Contrapeso.
Dividida en dos actos, Zapata formula un estudio de la traición como la gran clave que explica muchos hechos de nuestra historia. Esta propuesta se ocupa de tres momentos clave para el destino final de Emiliano Zapata, distribuidos entre 1917 y 1919.
En el primer tiempo vemos cómo, al seno del ejército suriano, los líderes de la bola cuestionan la lealtad del profesor Otilio Montaño, uno de los luchadores más veteranos del movimiento e integrante de la cúpula zapatista. Desilusionado por la violencia y la anarquía propias de toda guerra y en pos de soluciones diplomáticas, Montaño ha entrado en arriesgados tratos con el enemigo, colocándose al filo de la lealtad.
Entre el cariño que le guarda Zapata y los duros cuestionamientos de su propia gente, el general Montaño terminará por ser fusilado (tras el incidente de la revuelta en Buenavista de Cuéllar).
En el segundo tiempo de la puesta en escena, ubicado dos años más tarde, vemos cómo se desarrolla la emboscada contra Zapata que ha sido planeada por el general Pablo González, la cual es emprendida por el muy joven y ambicioso general gonzalista José María Guajardo, a la sazón de apenas 27 años de edad, quien se gana la confianza de los revolucionarios y conduce a Zapata, ya cuarentón, al lugar de su sacrificio.
En el tercer tiempo, consumado el crimen en Chinameca, el general Guajardo celebra el éxito de su operación y sueña con los beneficios que espera recibir, absolutamente ciego al destino que le aguarda a él mismo (murió fusilado un año más tarde, luego de abandonar las filas de Carranza para declararle su lealtad a Álvaro Obregón).
Para quienes deseen abundar o repasar un primer texto, aún válido, acerca de esta puesta, pueden visitar el post que publiqué el 25 de marzo en este mismo blog pulsando este enlace.
Mientras, la versión definitiva de Zapata, a cargo de Contrapeso, tiene sus aciertos y sus puntos débiles. De los primeros sobresale la escenografía, que se puede valorar bien en el video que acompaña a este material. De los segundos, algo ha ocurrido que no ha permitido que actoralmente la puesta vaya más allá de los (muy buenos, eso sí) resultados que se alcanzaron durante las presentaciones del trabajo como una lectura dramatizada.
Hay sus matices, claro. La actriz Metzery Jacobo, quien interpreta a Remedios, la compañera del caudillo, ha mejorado sustancialmente y su personaje convence. Sin embargo, los demás parecen haber encontrado difícil remontar los hallazgos que ya estaban prefigurados en la lectura de hace un año, entre ellos el personaje (nuevo) desarrollado por / para la actriz Sheila A. Rodríguez, que ha pasado de ser una mera narradora anónima e impersonal, a encarnar una coronela.
Pero el trabajo aporta reflexiones valiosas sobre la lógica que ha predominado en las diferentes luchas de poder y de transformación social en México y tiene, indudablemente, una vigencia real en los tiempos que vivimos.
En un primer momento, hacia marzo de 2010, el trabajo se presentó con el formato de una lectura dramatizada, en el ya extinto foro El Refugio del Juglar y varios meses después fue estrenada la versión escénicamente completa, que en su momento no pude ver.
Ahora, la temporada cumplida a fines del mes pasado me permitió al fin conocer la versión definitiva de la adaptación de Contrapeso.
Dividida en dos actos, Zapata formula un estudio de la traición como la gran clave que explica muchos hechos de nuestra historia. Esta propuesta se ocupa de tres momentos clave para el destino final de Emiliano Zapata, distribuidos entre 1917 y 1919.
En el primer tiempo vemos cómo, al seno del ejército suriano, los líderes de la bola cuestionan la lealtad del profesor Otilio Montaño, uno de los luchadores más veteranos del movimiento e integrante de la cúpula zapatista. Desilusionado por la violencia y la anarquía propias de toda guerra y en pos de soluciones diplomáticas, Montaño ha entrado en arriesgados tratos con el enemigo, colocándose al filo de la lealtad.
Entre el cariño que le guarda Zapata y los duros cuestionamientos de su propia gente, el general Montaño terminará por ser fusilado (tras el incidente de la revuelta en Buenavista de Cuéllar).
En el segundo tiempo de la puesta en escena, ubicado dos años más tarde, vemos cómo se desarrolla la emboscada contra Zapata que ha sido planeada por el general Pablo González, la cual es emprendida por el muy joven y ambicioso general gonzalista José María Guajardo, a la sazón de apenas 27 años de edad, quien se gana la confianza de los revolucionarios y conduce a Zapata, ya cuarentón, al lugar de su sacrificio.
En el tercer tiempo, consumado el crimen en Chinameca, el general Guajardo celebra el éxito de su operación y sueña con los beneficios que espera recibir, absolutamente ciego al destino que le aguarda a él mismo (murió fusilado un año más tarde, luego de abandonar las filas de Carranza para declararle su lealtad a Álvaro Obregón).
Para quienes deseen abundar o repasar un primer texto, aún válido, acerca de esta puesta, pueden visitar el post que publiqué el 25 de marzo en este mismo blog pulsando este enlace.
Mientras, la versión definitiva de Zapata, a cargo de Contrapeso, tiene sus aciertos y sus puntos débiles. De los primeros sobresale la escenografía, que se puede valorar bien en el video que acompaña a este material. De los segundos, algo ha ocurrido que no ha permitido que actoralmente la puesta vaya más allá de los (muy buenos, eso sí) resultados que se alcanzaron durante las presentaciones del trabajo como una lectura dramatizada.
Hay sus matices, claro. La actriz Metzery Jacobo, quien interpreta a Remedios, la compañera del caudillo, ha mejorado sustancialmente y su personaje convence. Sin embargo, los demás parecen haber encontrado difícil remontar los hallazgos que ya estaban prefigurados en la lectura de hace un año, entre ellos el personaje (nuevo) desarrollado por / para la actriz Sheila A. Rodríguez, que ha pasado de ser una mera narradora anónima e impersonal, a encarnar una coronela.
Pero el trabajo aporta reflexiones valiosas sobre la lógica que ha predominado en las diferentes luchas de poder y de transformación social en México y tiene, indudablemente, una vigencia real en los tiempos que vivimos.