Los discípulos de Emaús. Carbón, sanguinea y pastel, 1989.
Del Evangelio según San Lucas
El dibujo, resuelto fundamentalmente en sanguina y pastel, con algunos acentos vigorosos en carboncillo, es una absoluta rara avis, evidentemente realizada por encargo, que pertenece a un coleccionista particular.
El interés de este título consiste en que el tema bíblico de Emaús ha sido uno de los más interpretados en la pintura desde el siglo XVII. Al acometerlo, Zalce opta por una composición frontalista y asimétrica y, sobre todo, por una serie de tensiones visuales establecidas por las trayectorias que marcan los brazos, antebrazos y manos de los tres protagonistas.
Por lo demás, Zalce busca en esta imagen la atmósfera de íntima concentración propia de un milagro, registrando el episodio como una experiencia discreta, intransferible, personal. Un gran dibujo.
La vida en lo cercano
Azucena Solórzano corta el listón inaugural acompañada de funcionarios del Museo y de la Secretaría de Cultura de Michoacán.
Concurrida inauguración
De los legendarios días del nacimiento volcán Paricutín, figura asimismo el dibujo Paricutin, donde Zalce consigue otro de sus aciertos sintéticos: las dos actitudes esenciales de los personajes que pueblan el desolado paisaje dan cuenta de la dramática situación que viven.
En la obra aparece una hilera de hombres, mujeres y niños emprenden el éxodo. Mientras, una mujer levanta los brazos hacia el volcán, formulando con su gesto la pregunta común ante toda tragedia que nos rebasa: "¿por qué?".
Despojado de cualquier pintoresquismo, el dibujo da cuenta de un mundo de figuras grises que abandonan su tierra en medio de la desolación.
Retrato filial
De los numerosos estudios para retrato emprendidos por Zalce a lo largo de su vida, se exhibe aquí este batik que muestra la extrema fluidez de la línea zalceana. Líneas moduladas de las que se desprende una enorme ternura y una definida serenidad.
También interesa, en series como las de estos retratos, la forma en que el autor reformula el clásico tema de las madonnas europeas, pero circunscribiendo las sensaciones al escenario mestizo nacional.
Alambres. Oleo sobre fibracel. 1971
El estudio urbano
Numerosos dibujos y pinturas de Zalce dan cuenta de su pasión por el registro de un paisaje urbano que debio fascinarle porque se abría y respiraba, rompiendo con el abigarrado amontonamiento propio de metrópolis como la ciudad de México, de la que salió a fines de los años cuarenta para instalarse en Morelia.
Es en obras como el óleo Alambres donde se puede estudiar con particular claridad las premisas de su lirismo geométrico, concediéndole calidez a lo que originalmente es gelidez matemática. Las ricas tensiones de esta composición, a partir del cableado, los postes y las siluetas y volúmenes de otros objetos, es una cátedra de dinamismo en equilibrio al seno de una composición que, de primera intención, parecería muy contemplativa. Es un estado de ánimo en acto.
Delito de disolución social. Linoleografía, 1958
El activismo social
Mientras, de los distintos grabados de contenido social y militante que se exhiben, sobresale Delito de disolución social, en el que el tratamiento de la forma se desliza hacia la caricatura, pero sin concluir en ella.
Datada a fines de los años cincuenta, la obra se ubica en los tiempos de las grande movilizaciones de ferrocarrileros y docentes, anteriores a 1968 y da cuenta, literalmente, de la violencia bruta del autoritarismo.
Interesa también la técnica, que es la de grabado sobre linóleo. El procedimiento es idéntico al de la xilografía (el grabado en madera), excepto por la bondad más flexible del soporte, que es un material a base de corcho pulverizado, aceite de linaza y sisal.
La cabra. Batik, 1992
El mundo natural
Hubo un momento, a comienzos de los noventa, en el que Zalce comenzó a trabajar el batik, una de las técnicas más difíciles de controlar, a través de la cual emprendió una serie de estudios dedicados a diferentes animales.
A esta serie pretenece La cabra, que es otro excelente ejemplo de cómo Zalce mediaba el espacio no sólo a partir de trazos anchos, fuertes y seguros, sino a través de planos de color o de tono de una enorme vitalidad.
México se transforma en una gran ciudad. Buril. 1947.
El grabado del adiós
El grabado en buril México se transforma en una gran ciudad es una de las obras más significativas de la gráfica zalceana porque recupera el momento en que el autor decide abandonar definitivamente la ciudad de México para volver a su terruño, pero no sin antes formular un apunte crítico a la clase de metrópoli en que se transformaba la capital del país.
Nuevamente cercano a la caricatura, Zalce registra aquí la manera en que la miseria se agiganta en una urbe que, en pleno auge modernizador, aspiraba desde entonces a ingresar a un primermundismo (el término, obviamente, aún no existía) que difícilmente podía maquillar la verdadera dimensión de las carencias sociales que nos acompañan hasta hoy.