Pillo Polilla y
el placer de leer
Comenzó el encuentro con la puesta de La vida inútil de Pillo Polilla, del grupo de Lourdes Aguilera, del DF
El Primer Festival Nacional de Títeres en Morelia comenzó el lunes sus actividades con una función de la obra La vida útil de Pillo Polilla: un ejercicio de teatro didáctico (esto es, una narrativa organizada para transmitir una enseñanza, en este caso alusiva al valor de la lectura) a cargo del grupo de Lourdes Aguilera, de la ciudad de México. El protagonista de la historia, Pillo, es una joven polilla macho que aspira a encontrar el sentido de su existencia, luego de que su amigo Policarpo le ha enseñado a leer los libros que devoran en la biblioteca donde viven.
Vida, experiencia, sentido
Así, al comienzo de la obra de cincuenta minutos de duración, Pillo Polilla lamenta su destino como un insecto dedicado a comer libros, al comprender que sus hábitos alimenticios “dejan incompletas historias maravillosas”.
Impulsado por el deseo de descubrir si su existencia puede ir más allá de la satisfacción de sus necesidades vitales, el personaje leerá poema de Neruda; advertirá que la lectura cumple un papel diverso, que va desde el plagio poético para la conquista amorosa (“la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita”, decía el propio Neruda, aceptando así el hurto doméstico de las ideas) hasta la invención de universos como los que pueblan los relatos de Las mil y una noches.
También conocerá a personajes como el perro José Luis y el ciego Marco, ante quien presume de sus habilidades lectoras (“Leo lo que sea, hasta los versos de Quevedo, que son difíciles”). Y en permanente lucha contra sus instintos, llegará a auto flagelarse para no ceder a la tentación de darse un festín con suculencias como Las obras completas de Shakespeare.
La magia de Sherezada hará levitar al personaje… no sobre alguna alfombra mágica oriental, sino sobre un libro no menos mágico, apenas entrevisto a través de velos.
Su búsqueda de respuestas lo conducirá a la orilla del mar, donde casi morirá ahogado, y lo hará conocer personajes ladinos como cierto gato que lo manda en pos de la Biblioteca de Alejandría.
Sus peripecias incluirán su encuentro con el ratón Macedonio y un guiño a la historia del Flautista de Hamelin, así como al descubrimiento de que, si Pillo es capaz de leer, también puede escribir. Este último hallazgo le permitirá al personaje, al final de la historia, descubrir el verdadero sentido de su viaje iniciático: Pillo Polilla partió un día en busca del libro que le revelase el sentido de su vida. Pero a fuerza de viajar y de atesorar experiencias, todo lo que ha visto y aprendido le permitirá redactar ese libro jamás escrito hasta entonces.
Así, al comienzo de la obra de cincuenta minutos de duración, Pillo Polilla lamenta su destino como un insecto dedicado a comer libros, al comprender que sus hábitos alimenticios “dejan incompletas historias maravillosas”.
Impulsado por el deseo de descubrir si su existencia puede ir más allá de la satisfacción de sus necesidades vitales, el personaje leerá poema de Neruda; advertirá que la lectura cumple un papel diverso, que va desde el plagio poético para la conquista amorosa (“la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita”, decía el propio Neruda, aceptando así el hurto doméstico de las ideas) hasta la invención de universos como los que pueblan los relatos de Las mil y una noches.
También conocerá a personajes como el perro José Luis y el ciego Marco, ante quien presume de sus habilidades lectoras (“Leo lo que sea, hasta los versos de Quevedo, que son difíciles”). Y en permanente lucha contra sus instintos, llegará a auto flagelarse para no ceder a la tentación de darse un festín con suculencias como Las obras completas de Shakespeare.
La magia de Sherezada hará levitar al personaje… no sobre alguna alfombra mágica oriental, sino sobre un libro no menos mágico, apenas entrevisto a través de velos.
Su búsqueda de respuestas lo conducirá a la orilla del mar, donde casi morirá ahogado, y lo hará conocer personajes ladinos como cierto gato que lo manda en pos de la Biblioteca de Alejandría.
Sus peripecias incluirán su encuentro con el ratón Macedonio y un guiño a la historia del Flautista de Hamelin, así como al descubrimiento de que, si Pillo es capaz de leer, también puede escribir. Este último hallazgo le permitirá al personaje, al final de la historia, descubrir el verdadero sentido de su viaje iniciático: Pillo Polilla partió un día en busca del libro que le revelase el sentido de su vida. Pero a fuerza de viajar y de atesorar experiencias, todo lo que ha visto y aprendido le permitirá redactar ese libro jamás escrito hasta entonces.
Durante el cuadro dedicado al ratón Macedonio y el guiño a El flautista de Hammelin.
Una digna apertura
Para la puesta en escena de La vida útil de Pillo Polilla, que fue reconocida como la mejor obra para niños en 2005 por la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro y que fue seleccionada para el ciclo de Teatro Escolar 2007 de INBA-SEP, los dos titiriteros en escena echaron mano de recursos diversos, que a nivel escenográfico abarcaron de manera ecléctica variantes del teatrino, del biombo y del teatro de mesa, así como combinaciones de manipulación que incluyeron títeres de guante, títeres de vara y mixtos. El ritmo de la puesta se resintió a causa de caídas en algunos momentos, pero la buena dramaturgia (en la que Lourdes Aguilera ha adaptado un texto de Vivian Manssur), permitió que la velada de apertura del festival fuera, en su conjunto, digna y prometedora, rubricada (como era previsible) por la entusiasta respuesta del público, fundamentalmente infantil, que se dio cita en el recinto teatral.
Para la puesta en escena de La vida útil de Pillo Polilla, que fue reconocida como la mejor obra para niños en 2005 por la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro y que fue seleccionada para el ciclo de Teatro Escolar 2007 de INBA-SEP, los dos titiriteros en escena echaron mano de recursos diversos, que a nivel escenográfico abarcaron de manera ecléctica variantes del teatrino, del biombo y del teatro de mesa, así como combinaciones de manipulación que incluyeron títeres de guante, títeres de vara y mixtos. El ritmo de la puesta se resintió a causa de caídas en algunos momentos, pero la buena dramaturgia (en la que Lourdes Aguilera ha adaptado un texto de Vivian Manssur), permitió que la velada de apertura del festival fuera, en su conjunto, digna y prometedora, rubricada (como era previsible) por la entusiasta respuesta del público, fundamentalmente infantil, que se dio cita en el recinto teatral.
Lourdes Aguilera, adaptadora y directora de la puesta La vida útil de Pillo Polilla.
Protocolo inaugural
Durante la inauguración de este foro escénico, Silvia Zavala, directora de Promoción Cultural de la Secum, dijo en su intervención que para la Secretaría de Cultura “es un placer estar aquí acompañando a Andrea (Finck). Ella ha iniciado un evento que, gracias a su participación en un programa de la Secretaría de Cultura, el de Coinversiones, pudo cristalizar este proyecto que sin duda va a ser una gran experiencia para el público michoacano”.
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Palabras de la promotora del encuentro, Andrea Finck, en el acto de protocolo inaugural, el lunes.
A su vez, la promotora del encuentro, Andrea Finck, repartió agradecimientos que incluyeron desde un reconocimiento a Gabriela Ortiz Monasterio, promotora pionera de estas experiencias festivaleras con títeres en Michoacán, hasta funcionarios como el Secretario de Cultura y Azucena Solórzano (del departamento de Artes Visuales de la Secum y promotora de la exposición de títeres en el foro La Bodega). También acentuó la presencia de una comunidad estatal de titiriteros que incluye a los grupos Trotamundos teatro, La Mueca o Juglar San Pedro y a titiriteros como Carlos Alarcón, Teresa Sánchez, Alicia Pérez Méndez, Teresa Osorio y Antonio Castro, entre otros.
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Algunos extractos de Pillo Polilla, con la que comenzó el Festival Nacional de Títeres de Morelia