Carlos Montemayor al final de la conferencia en Morelia, hace siete meses, en un breve diálogo con Citlali Martínez, la hija del poeta Ramón Martínez Ocaranza, en la Casa de la Cultura local.
“México cada vez tiene menos capacidad de Estado para modificar su propia condición política y económica. Por eso, en la gradación que emplean los analistas del Pentágono se cataloga a México como un Estado fallido. Un Estado fallido, desde la caracterización de estos analistas, se refiere a un Estado que es incapaz de modificar o de tomar decisiones que modifiquen su realidad inmediata con efectos inmediatos en términos económicos, políticos, sociales o de seguridad”.
Estas fueron algunas de las últimas palabras que Carlos Montemayor profirió en territorio michoacano, el año pasado durante una conferencia en Morelia.
El hecho acontecía el sábado 29 de agosto de 2009, cuando el historiador, politólogo, poeta, cantante de ópera y novelista mexicano Carlos Montemayor (Los informes secretos, Guerra en el Paraíso) participó en las “Jornadas contra el olvido”, emprendidas en el marco del Día Internacional del Detenido-Desaparecido y establecidas en Michoacán por la Organización Campesina, Indígena y Popular “Ricardo Flores Magón”.
Carlos Montemayor falleció la madrugada de ayer domingo en la ciudad de México, a los 62 años de edad. El deceso sobrevino por un cáncer de estómago que aquejaba al intelectual mexicano desde hacía cuatro meses y por el cual tuvo que ser hospitalizado desde el lunes pasado en el Instituto Nacional de Cancerología. De hecho, fue el avance de su mal el que le impidió acudir a cualquiera de las actividades literarias de la XXXI Feria Internacional del Libro de Palacio de Minería, del que era un concurrente asiduo. El también activista social, colaborador de La Otra Campaña y, recientemente, integrante de la comisión mediadora entre el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Gobierno federal, no tendrá un velorio oficial para respetar su voluntad al respecto. A pesar de todo, sus restos serán llevados durante este lunes 1 de marzo, por algunas horas, a la sede de la Academia Mexicana de la Lengua, de la cual fue miembro de número, y que se localiza en la Zona Rosa, en el número 76 de la calle Liverpool.
Durante la conferencia de agosto. El autor aparece flanqueado por familiares de desaparecidos y/o presos polìticos en Michoacán.
Palabras del autor: México
Como un Estado Fallido
La mejor manera de honrar a un autor es difundiendo su obra y su pensamiento. Desde las páginas periodísticas, primero en Cambio de Michoacán y luego en La Voz de Michoacán, entrevisté a Montemayor unas siete veces a partir de 1993. El año pasado, ya con este blog, pude cubrir su presencia en Morelia, en el marco del Día Internacional del Detenido-Desaparecido. La sede del evento fue el auditorio Luis Sahagún, de la Casa de la Cultura de Morelia. Allí, Montemayor comenzó con una charla dedicada al tema de la violencia de Estado y los crímenes de Estado, al término de la cual procedió a reflexionar sobre las condiciones de nuestro actual gobierno como un Estado fallido, situación que es, entre otras, la que posibilita que se de esta “violencia de Estado”.
“En términos de Estado fallido –dijo el autor de El alba y otros cuentos–, México no tiene capacidad… o no quiere tenerla, según la élite que ahora ocupa el poder, para hacer por ejemplo que los bancos paguen impuestos. Los bancos son los que más ganan en este país dentro de la economía formal y no pagan un centavo de impuestos. Todas sus ganancias se reciclan como impuestos diferidos, pero se destilan como activos de los propios bancos. Y un Estado que es incapaz de ordenar a su banca o de controlarla para el desarrollo económico y productivo del país, es un Estado que no tiene capacidad ante un reto financiero. Es decir, es un Estado fallido en ese aspecto”.
“Ahora bien, que el presidente Calderón diga: ‘No; no es que seamos un Estado fallido, es que no queremos cobrarles impuestos [a los bancos], porque mientras no les cobremos impuestos, mejor riqueza para el país’, ¡bueno!, eso lo puede decir. Pero no es cierto”.
Montemayor señaló que el Estado también es incapaz de frenar la contaminación con maíz transgénico en el país. “No tiene capacidad para decirle a las distintas empresas trasnacionales dedicadas al ramo en qué condiciones pueden o no sembrar transgénicos: es decir, sí en condiciones de laboratorio, pero no a campo abierto. Pero el gobierno dice: ‘No; es que eso va a enriquecer y a asegurar el desarrollo agropecuario de México’ con lo cual lo que nos dice es que es una decisión soberana que la contaminación con transgénicos sea generalizada”.
Quienes deseen acudir a la nota íntegra y, sobre todo, tener acceso al video que registra la última visita de Montemayor a Morelia, pueden dar un click aquí.
Breve Perfil
El escritor mexicano Carlos Montemayor nació el 13 de junio de 1947 en Parral, Chihuahua.
Trabajó ampliamente en disciplinas como la traducción, el ensayo, la poesía y la narración.
Montemayor realizó sus primeros estudios en su ciudad natal y la preparatoria en la Universidad de Chihuahua.
Más tarde se trasladó a la ciudad de México, donde cursó la licenciatura en Derecho y una maestría en Letras Iberoamericanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México de 1965 a 1971.
Hizo estudio de lengua hebrea en El Colegio de México; de forma paralela estudió griego clásico, latín, francés, portugués, italiano e inglés.
Uno de los últimos galardones que recibió fue en 2009, cuando obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, en el área de Literatura y Lingüística.
Además recibió otros reconocimientos, entre los que se pueden mencionar el Premio Xavier Villaurrutia 1971, por su obra Las llaves de Urgell; y el Premio Novela del Cincuentenario de El Nacional 1979, por Las minas del retorno.
También pues fue distinguido con el Premio de Letras del Estado de Chihuahua, Tomás Valles Vivar 1985, por el conjunto de su obra; y la Medalla Roque Dalton, otorgada por el Consejo de Cooperación para la Cultura y la Ciencia en El Salvador en 2003; por mencionar unos cuantos.
Trabajó como docente en la Escuela Preparatoria de la Ciudad de México y de la Universidad Autónoma Metropolitana desde 1974.
Colaboró como articulista para las revistas y periódicos Plural, Excélsior, Unomásuno, y La Jornada.
Dirigió la Revista de la Universidad de 1973 a 1975, fue fundador de la revista Casa del Tiempo de la UAM, la cual dirigió de 1980 a 1982.
Formó parte de grandes instituciones involucradas con las letras como la Academia Mexicana de la Lengua; la Real Academia Española y la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas.
Cuenta con un sin fin de obras como "Las llaves de Urgell" (1971), "Las armas del viento" (1977), "Abril y otros poemas"(1979), "Mal de piedra" (1980), "Minas del retorno" (1982), "Memoria poética" (1982).
Su libro "Los tarahumaras: Pueblo de estrellas y barrancas" es el compendio más completo acerca de los rarámuris de la Sierra de Chihuahua.
Para los años noventa destacaron obras como "Guerra en el paraíso" (1991), "Los informes secretos" (1999), "Chiapas, la rebelión indígena de México" (1998), "Arte y trama en el cuento indígena" (1998), "La guerrilla recurrente" (1999), "La tormenta y otras historias" (antología) (1999), "Obras reunidas I. Guerra en el paraíso y Las armas del alba" (2006) y "La Fuga" (2007).
Además llevó al español clásicos como las "Odas de Píndaro", "Carmina Burana", poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo.