El pasado sábado 19 de febrero el proyecto teatral La nave concluyó finalmente un ciclo de vida que se extendió (caso inusitado en el Michoacán escénico contemporáneo) por espacio de cuatro años.
La pieza, escrita por el autor moreliano José Luis Pineda Servín y dirigida por Gunnary Prado con asesoría de Perla Szuchmacher (1946 - 2010), ha sido probablemente la más alta y cumplida apuesta que ha dado el teatro para niños en Michoacán en la primera década del siglo XXI. Al mismo tiempo, el trabajo marca un referente y un desafío (tanto para el propio colectivo involucrado en el proyecto como para futuras experiencias alusivas al teatro para niños en Michoacán).
La historia que narra esta soberbia pieza breve es ya conocida: Un Nando adulto, quien se apresta a su primera misión como astronauta, nos comparte los momentos más importantes de su infancia, aquellos en los que descubrió el poder creador de la imaginación, el valor de la amistad, de la confianza y en los que tuvo también su primer encuentro con la muerte. Se trata de un episodio en el cual, en compañía de su hermana, Katy, y de su mejor amigo, Yiyo, Nando emprende el proyecto de idear una nave capaz de llevarlos al espacio.
En torno al proyecto, los personajes comparten con el público una serie de vivencias propias de los niños que frisan entre los 8 y los 10 años de edad. La reseña elaborada por el propio grupo para el programa de mano incluía una línea muy sugestiva. Decía: “Nando y Yiyo son los mejores amigos y se preparan para el viaje más maravilloso: cruzar el cosmos a la velocidad de la luz y regresar a casa antes de la hora de la cena para que mamá no se enoje”.
Así, concebida como una historia de iniciaciones, La Nave fue una pequeña odisea escénica enfocada a esas experiencias vitales para la formación del carácter del adulto. La hora de la primera mentira, de la primea confesión sincera, de la primera trasgresión a las reglas, de la primera complicidad y de muchas otras “primeras veces”, cuya resolución templará y encauzará el carácter de los protagonistas.
La génesis y desarrollo del proyecto La Nave comenzó en 2006, cuando la Secretaría de Cultura de Michoacán convocó al I Concurso de Dramaturgia Infantil. El primer lugar de ese certamen fue para esta pieza, que a la sazón era la segunda escrita por José Luis Pineda Servín (luego de En la ciudad de la furia y antes de Baños de secundaria).
Para el año siguiente, con apoyos de la Secretaría de Cultura (que estaban previstos como parte del premio), La Nave se montó con un colectivo integrado en su totalidad por egresados de la Escuela Popular de Bellas Artes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, todos ellos reunidos en los grupos Santa Herejía Producciones, Espacio Vacío Teatro y Producciones Cinema Teatro.
Como se trataba de una empresa que coadyuvara a fortalecer las herramientas escénicas de los galardonados, se gestionó asimismo la asesoría de una experta en teatro infantil: la dramaturga y directora Perla Szuchmacher.
La primera función de La Nave tuvo lugar el sábado 6 de octubre de 2007 en la colonia Trincheras, en Morelia, bajo la dirección de Gunnary Prado Coronado.
A partir de ahí, la pieza comenzó una serie de presentaciones a las cuales, bajo un modelo de creación, realización e itinerancia, se añadieron actividades para compartir y difundir los conocimientos adquiridos por el colectivo. Fue así, por ejemplo, como los integrantes de La Nave compartieron su experiencia con integrantes del grupo de teatro del Colegio de Bachilleres de Cherán, en la Meseta Puhrépecha.
De modo que La Nave comenzó una gira por municipios y comunidades de Michoacán, para lo cual contó con el respaldo de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESO, hoy SEPSOL).
También en 2007, durante los meses de septiembre y noviembre, la obra hizo temporada en su Alma Mater, la Escuela Popular de Bellas Artes, en Morelia, así como en otros foros, gracias a los programas de difusión cultural de la UMSNH.
Para marzo de 2008, la calidad de la propuesta logró que le abrieran las puertas a La Nave en el Centro Dramático de Michoacán, en la ciudad de Pátzcuaro, donde ofreció otras funciones.
Más tarde, en abril de 2008, el colectivo fue el invitado especial para la conmemoración del XV aniversario del foro La Casona del Teatro, en Morelia; asimismo, a través del PROART (de triste y ambigua memoria), el trabajo se integró a la programación para público infantil del Teatro de las Artes de Zamora. Paralelamente, en convenio con la Secum, durante abril y mayo La Nave emprendió un circuito de funciones en escuelas primarias y secundarias de Morelia. Este recorrido, en Michoacán, la llevaría asimismo a obtener uno de los tres premios de la Muestra Estatal de Teatro en 2008.
Más allá de Michoacán, la pieza representó a nuestro estado en el V Coloquio Internacional de Teatro Alternativo, en Tepic, Nayarit (mayo de 2008) y en el X Festival del Desierto Altiplano Potosino (junio de 2008), así como en el X Festival de Teatro de Nuevo León (agosto de 2008), en el Festival Otras Latitudes (septiembre de 2008), en la Ciudad de México, así como en las jornadas del I Coloquio Internacional de Teatro Alternativo de Nuevo León (octubre, 2008).
Esta trayectoria llevaría al trabajo a ser uno de los seleccionados como representantes de Michoacán en la XXIX Muestra Nacional de Teatro, celebrada en Ciudad Juárez, Chihuahua, en noviembre de 2008, donde, por cierto, fue la única obra dirigida al público infantil en todo el programa de esa edición. Los otros dos grupos representantes de Michoacán fueron Contrapeso y Puerta al Teatro con el proyecto Los locos de Valencia, emprendido al alimón por Roberto Briceño y Rodolfo Guerrero.
Para enero de 2009, en el teatro Melchor Ocampo, en Morelia, los integrantes de La Nave develaron la placa conmemorativa de cien representaciones, pero la pieza ya había trascendido fronteras y alcanzó, de hecho, una proyección internacional. Primero con su participación en el X Festival de Teatro de las Américas y en el VII Congreso de Teatro Universitario Iberoamericano, en la ciudad de Cali, Colombia, al seno de una gira de cuatro meses que se extendió ella misma sobre la marcha y que terminó incluyendo seis países (Colombia, Costa Rica, Venezuela, Bolivia, Argentina y Perú), así como cinco circuitos y festivales en el cono sur, entre ellos el I Festival Internacional de Artes Escénicas “Movimiento Continuo” en Bogotá; el V Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano, en Venezuela; el Encuentro Intercultural Iberoamericano de Teatro 2010 de Villa Tunari; el VIII Encuentro de Teatro del Borde y el VIII Festival Internacional de Acciones Escénicas de Lima-Norte.
Fue precisamente en el curso de esta gira por Sudamérica (apoyada por la Secum a través de su programa de co-inversiones) cuando la nave cumplió las 200 representaciones.
La historia llega a su fin con la función de despedida, celebrada el 19 de febrero en el auditorio José Rubén Romero, de la que da cuenta el video, debajo de estas líneas. Un ciclo que concluye para que otros den comienzo y del que queda, ante todo, un proceso de aprendizaje al que será importante darle seguimiento.
La pieza, escrita por el autor moreliano José Luis Pineda Servín y dirigida por Gunnary Prado con asesoría de Perla Szuchmacher (1946 - 2010), ha sido probablemente la más alta y cumplida apuesta que ha dado el teatro para niños en Michoacán en la primera década del siglo XXI. Al mismo tiempo, el trabajo marca un referente y un desafío (tanto para el propio colectivo involucrado en el proyecto como para futuras experiencias alusivas al teatro para niños en Michoacán).
La historia que narra esta soberbia pieza breve es ya conocida: Un Nando adulto, quien se apresta a su primera misión como astronauta, nos comparte los momentos más importantes de su infancia, aquellos en los que descubrió el poder creador de la imaginación, el valor de la amistad, de la confianza y en los que tuvo también su primer encuentro con la muerte. Se trata de un episodio en el cual, en compañía de su hermana, Katy, y de su mejor amigo, Yiyo, Nando emprende el proyecto de idear una nave capaz de llevarlos al espacio.
En torno al proyecto, los personajes comparten con el público una serie de vivencias propias de los niños que frisan entre los 8 y los 10 años de edad. La reseña elaborada por el propio grupo para el programa de mano incluía una línea muy sugestiva. Decía: “Nando y Yiyo son los mejores amigos y se preparan para el viaje más maravilloso: cruzar el cosmos a la velocidad de la luz y regresar a casa antes de la hora de la cena para que mamá no se enoje”.
Así, concebida como una historia de iniciaciones, La Nave fue una pequeña odisea escénica enfocada a esas experiencias vitales para la formación del carácter del adulto. La hora de la primera mentira, de la primea confesión sincera, de la primera trasgresión a las reglas, de la primera complicidad y de muchas otras “primeras veces”, cuya resolución templará y encauzará el carácter de los protagonistas.
La génesis y desarrollo del proyecto La Nave comenzó en 2006, cuando la Secretaría de Cultura de Michoacán convocó al I Concurso de Dramaturgia Infantil. El primer lugar de ese certamen fue para esta pieza, que a la sazón era la segunda escrita por José Luis Pineda Servín (luego de En la ciudad de la furia y antes de Baños de secundaria).
Para el año siguiente, con apoyos de la Secretaría de Cultura (que estaban previstos como parte del premio), La Nave se montó con un colectivo integrado en su totalidad por egresados de la Escuela Popular de Bellas Artes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, todos ellos reunidos en los grupos Santa Herejía Producciones, Espacio Vacío Teatro y Producciones Cinema Teatro.
Como se trataba de una empresa que coadyuvara a fortalecer las herramientas escénicas de los galardonados, se gestionó asimismo la asesoría de una experta en teatro infantil: la dramaturga y directora Perla Szuchmacher.
La primera función de La Nave tuvo lugar el sábado 6 de octubre de 2007 en la colonia Trincheras, en Morelia, bajo la dirección de Gunnary Prado Coronado.
A partir de ahí, la pieza comenzó una serie de presentaciones a las cuales, bajo un modelo de creación, realización e itinerancia, se añadieron actividades para compartir y difundir los conocimientos adquiridos por el colectivo. Fue así, por ejemplo, como los integrantes de La Nave compartieron su experiencia con integrantes del grupo de teatro del Colegio de Bachilleres de Cherán, en la Meseta Puhrépecha.
De modo que La Nave comenzó una gira por municipios y comunidades de Michoacán, para lo cual contó con el respaldo de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESO, hoy SEPSOL).
También en 2007, durante los meses de septiembre y noviembre, la obra hizo temporada en su Alma Mater, la Escuela Popular de Bellas Artes, en Morelia, así como en otros foros, gracias a los programas de difusión cultural de la UMSNH.
Para marzo de 2008, la calidad de la propuesta logró que le abrieran las puertas a La Nave en el Centro Dramático de Michoacán, en la ciudad de Pátzcuaro, donde ofreció otras funciones.
Más tarde, en abril de 2008, el colectivo fue el invitado especial para la conmemoración del XV aniversario del foro La Casona del Teatro, en Morelia; asimismo, a través del PROART (de triste y ambigua memoria), el trabajo se integró a la programación para público infantil del Teatro de las Artes de Zamora. Paralelamente, en convenio con la Secum, durante abril y mayo La Nave emprendió un circuito de funciones en escuelas primarias y secundarias de Morelia. Este recorrido, en Michoacán, la llevaría asimismo a obtener uno de los tres premios de la Muestra Estatal de Teatro en 2008.
Más allá de Michoacán, la pieza representó a nuestro estado en el V Coloquio Internacional de Teatro Alternativo, en Tepic, Nayarit (mayo de 2008) y en el X Festival del Desierto Altiplano Potosino (junio de 2008), así como en el X Festival de Teatro de Nuevo León (agosto de 2008), en el Festival Otras Latitudes (septiembre de 2008), en la Ciudad de México, así como en las jornadas del I Coloquio Internacional de Teatro Alternativo de Nuevo León (octubre, 2008).
Esta trayectoria llevaría al trabajo a ser uno de los seleccionados como representantes de Michoacán en la XXIX Muestra Nacional de Teatro, celebrada en Ciudad Juárez, Chihuahua, en noviembre de 2008, donde, por cierto, fue la única obra dirigida al público infantil en todo el programa de esa edición. Los otros dos grupos representantes de Michoacán fueron Contrapeso y Puerta al Teatro con el proyecto Los locos de Valencia, emprendido al alimón por Roberto Briceño y Rodolfo Guerrero.
Para enero de 2009, en el teatro Melchor Ocampo, en Morelia, los integrantes de La Nave develaron la placa conmemorativa de cien representaciones, pero la pieza ya había trascendido fronteras y alcanzó, de hecho, una proyección internacional. Primero con su participación en el X Festival de Teatro de las Américas y en el VII Congreso de Teatro Universitario Iberoamericano, en la ciudad de Cali, Colombia, al seno de una gira de cuatro meses que se extendió ella misma sobre la marcha y que terminó incluyendo seis países (Colombia, Costa Rica, Venezuela, Bolivia, Argentina y Perú), así como cinco circuitos y festivales en el cono sur, entre ellos el I Festival Internacional de Artes Escénicas “Movimiento Continuo” en Bogotá; el V Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano, en Venezuela; el Encuentro Intercultural Iberoamericano de Teatro 2010 de Villa Tunari; el VIII Encuentro de Teatro del Borde y el VIII Festival Internacional de Acciones Escénicas de Lima-Norte.
Fue precisamente en el curso de esta gira por Sudamérica (apoyada por la Secum a través de su programa de co-inversiones) cuando la nave cumplió las 200 representaciones.
La historia llega a su fin con la función de despedida, celebrada el 19 de febrero en el auditorio José Rubén Romero, de la que da cuenta el video, debajo de estas líneas. Un ciclo que concluye para que otros den comienzo y del que queda, ante todo, un proceso de aprendizaje al que será importante darle seguimiento.
EN VIDEO / La Nave, función final
SANTO Y SEÑA
La Nave
Dirección: Gunnary Prado
Elenco:
Erik Gallardo (Nando)
Javier Bravo (Yiyo)
Valentina Freire (Katy)
Dramaturgia, composición musical, diseño escénico e iluminación
José Luis Pineda.
Asesoría escénica
Perla Szuchmacher.
Asistencia de dirección
Selma Sánchez (en 2007)
Producción ejecutiva
Erandini Alvarado.
Realización escénica
Camilo Lachino.
Realización de vestuario
Venus Solorio / Ariadna Pineda
contacto: produccionesespaciovacio@gmail.com