Ese instante. Políptico sobre papel tapiz
Aquel emblemático horror al vacío que definió el espíritu del barroco hace ya varias centurias se ha transformado en Tapicería: Camuflaje en un permanente telón de ruido que es la antítesis de lo barroco: no anula el vacío, lo alimenta. No aporta significados singularizantes, establece estándares. No individualiza, conspira para anegar toda presencia de un Yo en la indistinta marea de lo general.
Esto es así porque los ritmos uniformes e impersonales de los diferentes diseños de papel tapiz que sirven de soporte y fondo a los óleos de Angélica Sánchez en esta exposición devienen una maraña que busca anular la forma y que intenta destruir el espacio necesario para su existencia. No lo consigue, desde luego… o dejaría de ser pintura. Pero esta permanente tensión entre uniformidad y forma (es decir, entre los ritmos muertos, reiterativos, onanistas de los fondos, y la voluntad de ser implícita en las presencias que los habitan), es el conflicto que da sentido a los contenidos de la muestra.
Tapicería: Camuflaje fue inaugurada el martes 11 de enero en la Arcada Mayor de la Casa de la Cultura de Morelia y es la primera exposición abierta en la capital michoacana en este 2011.
La muestra ha llegado a Michoacán luego de una temporada de exhibición, el año pasado, en el Museo de Arte Contemporáneo Número Ocho (el llamado MAC 8 de Aguascalientes). Previamente, una de las obras que integran la muestra ganó el segundo lugar en la III Bienal Enrique Guzmán, también en Aguascalientes.
Esto es así porque los ritmos uniformes e impersonales de los diferentes diseños de papel tapiz que sirven de soporte y fondo a los óleos de Angélica Sánchez en esta exposición devienen una maraña que busca anular la forma y que intenta destruir el espacio necesario para su existencia. No lo consigue, desde luego… o dejaría de ser pintura. Pero esta permanente tensión entre uniformidad y forma (es decir, entre los ritmos muertos, reiterativos, onanistas de los fondos, y la voluntad de ser implícita en las presencias que los habitan), es el conflicto que da sentido a los contenidos de la muestra.
Tapicería: Camuflaje fue inaugurada el martes 11 de enero en la Arcada Mayor de la Casa de la Cultura de Morelia y es la primera exposición abierta en la capital michoacana en este 2011.
La muestra ha llegado a Michoacán luego de una temporada de exhibición, el año pasado, en el Museo de Arte Contemporáneo Número Ocho (el llamado MAC 8 de Aguascalientes). Previamente, una de las obras que integran la muestra ganó el segundo lugar en la III Bienal Enrique Guzmán, también en Aguascalientes.
Ausencia. Óleo sobre tela.
Se trata en total de nueve trabajos (entre ellos dos polípticos: Siete días y Ese instante), a los que acompañan, como objetos, una bolsa y un saco, ambos confeccionados con tapiz estampado, y un sofá forrado del mismo material.
A partir de lo anterior, Angélica Sánchez se aproxima a uno de los temas más universales en la cultura occidental: el de la enajenación que lleva al hombre a asimilarse a la masa, a convertirse en objeto, a despersonalizarse, es decir a perder su individualidad.
El del hombre-objeto, es decir: el de aquel que en todo se ciñe a lo que le dictan reglas e impulsos exteriores, ajenos a su voluntad y a su capacidad de decisión, es un tema que ha preocupado a distintos pensadores casi desde el nacimiento de Occidente. Ya recurre en las ideas de Diógenes de Sinope y desde allí lo podemos seguir hasta Karl Marx, con diversos puntos intermedios. En todos los casos, la tesis fundamental es que un hombre enajenado no es realmente un individuo, sino la mera apariencia de un ser humano.
En este sentido, la propia autora, en entrevista, diría: “Hago referencia a la tapicería por el lado de los objetos. Cuando las personas perdemos la esencia nos volvemos objetos. Yo creo que todos venimos aquí a ser algo, algo más importante. Pero el hecho es que lo habitual es que muchas personas pierden la esencia por el compromiso de pertenecer, de ser parte de gustos, ideas o esquemas masivos. A mí me parece que eso no es alternativa”.
A partir de lo anterior, Angélica Sánchez se aproxima a uno de los temas más universales en la cultura occidental: el de la enajenación que lleva al hombre a asimilarse a la masa, a convertirse en objeto, a despersonalizarse, es decir a perder su individualidad.
El del hombre-objeto, es decir: el de aquel que en todo se ciñe a lo que le dictan reglas e impulsos exteriores, ajenos a su voluntad y a su capacidad de decisión, es un tema que ha preocupado a distintos pensadores casi desde el nacimiento de Occidente. Ya recurre en las ideas de Diógenes de Sinope y desde allí lo podemos seguir hasta Karl Marx, con diversos puntos intermedios. En todos los casos, la tesis fundamental es que un hombre enajenado no es realmente un individuo, sino la mera apariencia de un ser humano.
En este sentido, la propia autora, en entrevista, diría: “Hago referencia a la tapicería por el lado de los objetos. Cuando las personas perdemos la esencia nos volvemos objetos. Yo creo que todos venimos aquí a ser algo, algo más importante. Pero el hecho es que lo habitual es que muchas personas pierden la esencia por el compromiso de pertenecer, de ser parte de gustos, ideas o esquemas masivos. A mí me parece que eso no es alternativa”.
Origen. Óleo sobre tapiz.
Acerca de las técnicas y soportes empleados por la autora, hay que decir de entrada que el trabajo sobre tapiz no es nuevo, aunque Angélica Sánchez sí le da al material una significación exclusivísima.
Basten unos ejemplos para hacer esto más evidente.
El gran clásico en esta combinación es La Partie de pêche des amoureux (Jean Miró, 1965), un óleo sobre tapiz de 150 x 200 centímetros que pueden conocer en este enlace a una página italiana, y en el cual el genial barcelonés creó una de las tensiones más extraordinarias entre el tema clásico estampado en el soporte original y sus libres trazos sobre el motivo.
Desde esta referencia, pertinente para el caso de hoy, el trabajo sobre tapiz tiene referentes importantes en diferentes latitudes.
Pensando en nuestro hemisferio vale la pena recuperar al peruano Aarón López, cuyo Kevin, retrato de un niño de diez años, es un sobresaliente ejemplo en términos de propuesta, al hablar de violencia, marginalidad y otros padecimientos sociales que nos son comunes.
Por otro lado, desde derroteros opuestos, absolutamente de ornato, una solución más que es prudente citar la brinda el chileno Nicolás Olivares, que se puede ver aquí.
En lo que atañe a México, importa recuperar al chihuahuense Andrés G. Valenzuela como uno de los cultivadores de esta técnica, de cuyo quehacer se puede ver un ejemplo en este enlace que conduce a su óleo sobre tapiz Inocencia (1998):
Pero, sin ir más lejos, aquí mismo, en Michoacán, no olvidemos que una de las obras incluidas en la VII bienal nacional de pintura y grabado Alfredo Zalce, en 2009-2010, fue el Acrílico sobre tapiz Mass media (2009, 78.5 x 126 cms.), del moreliano Favio Martínez García, que pueden revisitar en este post y que muestra afinidades explícitas con la manera en que Angélica echa mano del mismo soporte.
Basten unos ejemplos para hacer esto más evidente.
El gran clásico en esta combinación es La Partie de pêche des amoureux (Jean Miró, 1965), un óleo sobre tapiz de 150 x 200 centímetros que pueden conocer en este enlace a una página italiana, y en el cual el genial barcelonés creó una de las tensiones más extraordinarias entre el tema clásico estampado en el soporte original y sus libres trazos sobre el motivo.
Desde esta referencia, pertinente para el caso de hoy, el trabajo sobre tapiz tiene referentes importantes en diferentes latitudes.
Pensando en nuestro hemisferio vale la pena recuperar al peruano Aarón López, cuyo Kevin, retrato de un niño de diez años, es un sobresaliente ejemplo en términos de propuesta, al hablar de violencia, marginalidad y otros padecimientos sociales que nos son comunes.
Por otro lado, desde derroteros opuestos, absolutamente de ornato, una solución más que es prudente citar la brinda el chileno Nicolás Olivares, que se puede ver aquí.
En lo que atañe a México, importa recuperar al chihuahuense Andrés G. Valenzuela como uno de los cultivadores de esta técnica, de cuyo quehacer se puede ver un ejemplo en este enlace que conduce a su óleo sobre tapiz Inocencia (1998):
Pero, sin ir más lejos, aquí mismo, en Michoacán, no olvidemos que una de las obras incluidas en la VII bienal nacional de pintura y grabado Alfredo Zalce, en 2009-2010, fue el Acrílico sobre tapiz Mass media (2009, 78.5 x 126 cms.), del moreliano Favio Martínez García, que pueden revisitar en este post y que muestra afinidades explícitas con la manera en que Angélica echa mano del mismo soporte.
Siete días parte III, del políptico sobre tapiz Siete días.
Así pues, Angélica Sánchez aporta aquí su grano de arena a una línea en laque telas estampadas se incorporan al discurso de una propuesta visual. No pretende haber descubierto el agua tibia, pero lo que sí hace es darle al material una intención y una significación precisas.
El trabajo que da título a toda la exposición es muy explícito en este tenor: Camuflaje muestra a un sillón cuya misma identidad de objeto se ve amenazada por los agresivos estampados del fondo. Fuera del cuadro cuelga un saco realizado con el mismo tipo de estampado: es el recurso mimético con el que su invisible usuario puede invisibilizarse, al fundirse con su entorno. Ya para protegerse o para acechar.
Pero este doble juego, el de la víctima o el del verdugo (ya que el mimetismo sirve para emboscar o para despistar), es apenas anecdótico.Ya sea una u otra, quien se mimetiza termina por asimilarse a aquello que le rodea.
Es así como, en la mayor parte de sus trabajos, la autora acude a los ritmos uniformes del tapiz para representar esos gustos mediatizados que destruyen la singularidad de quienes se rinden a tales influencias. La lectura es no sólo pertinente, sino indispensable en tiempos como los que corren.
El trabajo que da título a toda la exposición es muy explícito en este tenor: Camuflaje muestra a un sillón cuya misma identidad de objeto se ve amenazada por los agresivos estampados del fondo. Fuera del cuadro cuelga un saco realizado con el mismo tipo de estampado: es el recurso mimético con el que su invisible usuario puede invisibilizarse, al fundirse con su entorno. Ya para protegerse o para acechar.
Pero este doble juego, el de la víctima o el del verdugo (ya que el mimetismo sirve para emboscar o para despistar), es apenas anecdótico.Ya sea una u otra, quien se mimetiza termina por asimilarse a aquello que le rodea.
Es así como, en la mayor parte de sus trabajos, la autora acude a los ritmos uniformes del tapiz para representar esos gustos mediatizados que destruyen la singularidad de quienes se rinden a tales influencias. La lectura es no sólo pertinente, sino indispensable en tiempos como los que corren.
Reclusión. Óleo sobre tapiz.
Sólo echaría de ver aquí cierto exceso de lirismo que recorta los alcances de la tesis.
En efecto, la amenaza a la individualidad de la cual se ocupa la autora está muy conectada a situaciones emotivas personales, de carácter muy existencial. Faltaría una mirada más amplia, menos nihilista, más maliciosa hacia otras resonanias. Pero vale: Angélica Sánhez pone al día al menos una de las condiciones del esclavo moderno y da a conocer al menos una de las formas de mistificación que ocultan esta condición servil organizada en torno al mayor de los mitos de hoy: el de que la democracia liberal contemporánea (neoliberal), en la cual la organización en boga no tiene nada de democrático ni de liberal.
En efecto, la amenaza a la individualidad de la cual se ocupa la autora está muy conectada a situaciones emotivas personales, de carácter muy existencial. Faltaría una mirada más amplia, menos nihilista, más maliciosa hacia otras resonanias. Pero vale: Angélica Sánhez pone al día al menos una de las condiciones del esclavo moderno y da a conocer al menos una de las formas de mistificación que ocultan esta condición servil organizada en torno al mayor de los mitos de hoy: el de que la democracia liberal contemporánea (neoliberal), en la cual la organización en boga no tiene nada de democrático ni de liberal.
EN VIDEO / Apuntes y entrevista
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