MICHOACÁN MÁGICO
BENEVOLENCIA EN CORTO


De un total de 57 trabajos concursantes, tres guiones de cortometraje que muestran el rostro amable de Michoacán fueron premiados en el certamen Michoacán Mágico, que promueve la asociación civil Luna Nueva con apoyos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), y con la colaboración de instancias como la Cineteca Nacional y la Filmoteca Michoacana.
La ceremonia se realizó el sábado 11 de enero por la noche en el café Amati. El primer ganador fue José Antonio Sánchez Chávez por el guion de Mintzikakua (categoría ficción), quien recibió un diploma, una constancia de participación, una escultura Catrina de la comunidad de Capula, así como el compromiso de beneficiarse de una inversión de ciento sesenta y cinco mil pesos, recurso que será totalmente administrado por la asociación civil para financiar el rodaje de su guión. Adicionalmente también recibirá asesoría técnica por parte de los cineastas Eduardo Bautista y Christian Fabián.
Con los mismos apoyos el segundo premio, también en la categoría de ficción, fue para Maricarmen Ponce Téllez por La mala muerte y el tercer título, en la categoría documental, se le adjudicó a Torito: un guion de David Muñoz Ortega.
Durante la velada se entregaron menciones honoríficas a Alfonso Armando Pascual Herrejón por El caos y el vagabundo y a Taniveth Camacho Arreola por Luna de noviembre.
La convocatoria del certamen, lanzada en noviembre pasado, cerró el 15 de diciembre y el jurado calificador estuvo integrado por Víctor Ugalde, Javier Cortés y Zunya Madrigal. El primero de ellos tiene una larga trayectoria como gestor de proyectos cinematográficos a nivel nacional.
La ceremonia de premiación fue presidida por la presidenta de la asociación Luna Nueva, Fabiola Verduzca García Herrera, quien acentuó la vocación del concurso. Afirmó que en los momentos en que Michoacán atraviesa tiempos difíciles a causa de la inseguridad y la violencia “creemos importante contribuir a crear una visión distinta de Michoacán, donde la violencia no tenga lugar”.
Explicó que la asociación se dio a la tarea de crear un espacio alterno en el que se planteen temáticas ausentes de la violencia que tanto aqueja a nuestra sociedad y que, además, muestren los aspectos positivos de Michoacán, “ya sean lúdicos, sorprendentes o mágicos”.
Verduzco anunció que la intención es que los tres guiones seleccionados se proyecten, ya como cortometrajes, en salas cinematográficas de Morelia entre los meses de mayo y junio, al concluir todo el proceso de producción. Para llevar adelante este proyecto, Luna Nueva A.C. recibió apoyos económicos federales, canalizados a través de Conaculta, por el orden de un millón de pesos.
Entre los breves discursos de los jurados sobresalió el enfoque de Víctor Ugalde, quien señaló: “Siempre que se filma una película surge el aliciente de que alguien está narrando nuestro imaginario. Y nadie va a contar mejor nuestro imaginario que nosotros mismos”, por lo que hizo votos para que experiencias como esta se multipliquen.

El resto de las intervenciones figuran en el video que abre esta entrega.

MAQUILLAR O REVELAR, HE ALLÍ EL DILEMA
Va a ser cosa de “conceder el beneficio de la duda” o mejor aún, para no pecar de ingenuidad, de asumir el bíblico “hasta no ver, no creer”. Hay una distancia profunda entre cierto optimismo simple y candoroso, que no es sino una mera disneylandización de la realidad, y el ejercicio de una visión estética que cumpla cabalmente la premisa jodorowskiana de “un arte que cura” o que es capaz de sanar.
El chiste es que, por lo pronto, la propuesta de la asociación civil Luna Nueva de generar una serie de cortometrajes que hablen del lado bonito de Michoacán, y que es respaldada por un Conaculta que ya se subió de lleno al carro del programa Cultura para la Armonía, con el que se pretende contrarrestar la “mala imagen” de la entidad a causa de la inseguridad y la violencia, tiene todo el mal aspecto de ser una acción cosmética, más al servicio de epidérmicas prioridades turísticas que de indispensables reflexiones de fondo.
Evidentemente, maquillar la realidad nunca ha sido una estrategia para cambiar o mejorar ninguna crisis, ya que el primer requisito para afrontar y resolver un problema es mirarlo directamente y formarnos de él (Spinoza dixit) “una idea clara y distinta”. Sólo así, al darnos la oportunidad de comprenderlo con todo su horror y en toda su naturaleza, es que podemos empezar a encontrar soluciones (si las hay), por mucho que la experiencia duela.
Lo contrario es ejercer la famosa política del avestruz. Esa alternativa siempre está allí. En presencia de la ortiga siempre tenemos dos alternativas: tomarla o evadirla. La elección es el fiel de la balanza que templa el carácter para afrontar con éxito los desafíos.
Vale. “Hasta no ver…”. Pero, mientras tanto, ojalá los proyectos cinematográficos apoyados por esta iniciativa a cargo de una ONG no resulten cuentos de hadas, porque entonces sus resultados no contribuirán a mejorar los escenarios que vivimos, sino que se convertirán en parte de la cobardía, los disimulos y las verdades a medias que colaboran a intoxicar los aciagos días que vivimos. Después de todo, maquillar la realidad, aún con la mejor de las intenciones sólo sirve para satisfacer la egolatría de ciertos círculos, grupos y personajes del poder, mientras la vorágine de la realidad, alrededor, continúa pasando su factura al miedo, la tibieza y a la complicidad.
Dejo el voto abierto. No hay afán de reñir, sino tan sólo de advertir a tiempo.


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