La portada del segundo poemario publicado del autor Leopoldo González Quintana.
Distribuido en tres apartados (El insomnio creador, Soliloquios del insomne y Luz vertical) y con un total de 41 poemas, el libro Rituales del insomne vio la luz a finales de noviembre, como resultado de un procesos de alrededor de ocho años de parte del también ensayista y columnista Leopoldo González Quintana.
La presentación se realizó en el Aula Mater del Colegio de San Nicolás de Hidalgo, donde el material recibió los comentarios de los poetas Antonio Mendiola y Miguel Ángel Toledo. Al término de la presentación (no conseguí llegar antes, estaba en el Centro Cultural Clavijero, en la última sesión del encuentro sobre lenguajes del arte contemporáneo), entrevisté tanto al autor como a los comentaristas, tal como aparece en el video debajo de estas líneas.EN VIDEO / Tres entrevistas
Sólo para concluir, reproduzco un poema de cada uno de los tres apartados del libro.
Alba entre dos tiempos
(de El insomnio creador)
A la orilla de un tiempo en guga
nos sentamos a pensar en voz baja
los cambios de estación,
lo que dice entre dientes el reloj
en la prisa mortal de la hora más alta.
Agitación bajo todos los cielos
crispa el paso de un siglo
cansado de ser el eco.
Todo se agrieta y cae en todas partes
y sin remedio muere algo de cada uno
en esta danza macabra de las horas
que alguna vez tuvieron lumbre antigua.
Nos detenemos un poco, a interrogar
por qué en el vuelo del instante
estamos más solos,
por qué la angustia de sabernos
sin paraíso y sin Dios,
por qué la flor es flor en agonía
en el aire descompuesto de la industria
y sus juegos de fantasmas.
El agitado azar de estos días,
obligatoriamente incierto
como un viaje clandestino al centro de la noche,
no es libreta de apuntes del memorioso
ni cofre de antigüedades:
tritura horas y tiempo
en los dientes de la palabra adiós,
afila una lenta certeza de agonía
en imprevistos golpes de acontecer,
dibuja una felicidad provisional
en el desconsolado gesto anónimo de rostros conocidos,
pernocta en cristales de sol
deshabitados ya
de la húmeda soberanía del suspiro.
Pesa el tiempo. Pesa
la palabra tiempo en espiral de alas.
Pesa el sonido tiempo aquí,
en las manos metálicas del alba.
Necesitamos amansar un poco más el aire,
reducir las cortezas del insomnio
y que el reloj marque las 6 a.m.
al son del mediodía
para que la paciendia de las horas
vaya sin prisa al funeral de los instantes muertos.
5
(de Soliloquios del insomne)
En el insomnio, donde más duelen las preguntas
que oscuramente formulamos,
alguien batalla con su sombra
y, sin sentirlo,
resbala hondo hasta caer al sueño.
Andante
(de Luz vertical)
Bajo los viejos encinos,
en la estación del polvo,
siempre alguien nos olvida.
Bajo los viejos encinos,
en la estación del polvo,
alguien habla con su sombra.
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