REC 2: de zombies y más

Breves apuntes al filme que inaugura esta noche el II Festival de Cine Fantástico y de Terror en Tlalpujahua, Michoacán

El Segundo festival Internacional de Cine de Fantasía y Terror Mórbido comienza sus actividades hoy, jueves 22 de octubre, a las 19:00 horas. El Teatro Obrero de Tlalpujahua aloja el estreno en premier de REC 2: la secuela del filme español de zombies realizado en 2007 por el gallego Jaume Balagueró y por Paco Plaza. La cinta original, uno de los filmes más taquilleros de su año en España y otras latitudes, tuvo incluso una segunda versión (remake) estadunidense, vía Cuarentena (Dowdle, 2008).

Una imagen de REC 2, que abre hoy el festival

Estreno y herencias
La premier de esta noche es la secuela de un filme que le puso su granito de arena hispano a uno de los subgéneros más populares del cine de terror: las zombie movies, que debutaron en el celuloide hace ya sus buenos 77 añitos, en 1932, con La legión de los hombres sin alma (White zombie, 1932, sobre una efímera pieza teatral de Broadway). A partir de ahí, surcando las décadas y con un solo hito universal: La noche de los muertos vivientes (Romero, 1968, donde los zombies dejaron de ser esclavos de un villano, como en los filmes previos, para convertirse en entidades autónomas), los “No Muertos” han protagonizado cientos de títulos, unos más bizarros que otros, desde videoclips poperos y de relamida estética gore a la Thriller (Jackson, 1982) y juguetes vampírico-apocalípticos a la Fuerza siniestra (Tobe Hooper, 1985), hasta delirantes spaghetti-zombie como La noche erótica de los muertos vivientes (Joe D'Amato, 1979), pasando por un Hollywood que no hace mucho, a su modo, llevó a la gran pantalla uno de los videojuegos más populares de esta década: Resident Evil (Paul W. S. Anderson, 2002 y dos secuelas).
En medio de tan abundante filmografía vale recuperar y celebrar a uno de los maestros del cine de género, procedente de Canadá: David Cronemberg, cuyos Parásitos asesinos (Shrivers, 1975) presentaba a unos bichos repelentes que, ingresando al cuerpo de sus víctimas, las transformaba en zombies y les provocaban una erotomanía compulsiva que las conducía a buscar nuevas presas para diseminar el contagio. El filme es una pequeña obrita maestra que, en su inteligente sub-texto, ya prefiguraba la paranoia del SIDA, la gran pandemia de la década siguiente.

Zombie y metáfora
A pesar de ser despreciado por unos y adorado como fetiche por otros, el cine de zombies tiene al menos una lectura vital para nuestro tiempo. Es la extrapolación al celuloide del mayor horror de estos días: la ausencia de sentidos para el mundo, la desintegración de todo tipo de lazos sociales en aras de la masificación amorfa.
No hay mejor imagen para los habitantes del mundo desideologizado y consumista de hoy que la del zombie. Muertos en vida, con el cerebro en automático, dedicados exclusivamente a depredar egoístamente para su subsistencia personal, sin que medie para sus acciones ningún otro motivo, salvo el tropismo.
Cine de zombies. He ahí la visión ficcional de una realidad que puede ser más pesadillesca que la del celuloide. Entre cadáveres cotidianos, aún vivo.

Una imagen de Holocausto Caníbal, el abuelito de REC y de REC 2, con el que Ruggiero Deodato, en los años setenta, llevaba el cine de falso documental al ámbito de la truculencia ficticia.

REC 2: Reseña y balances
REC 2, que ya tuvo su estreno en Europa, ha recibido distintos comentarios en su España natal, desde los muy celebratorios hasta los adversos (que le cuestionan, sobre todo, su tramposo final).
La cinta comienza en el punto exacto en el que se quedó la primera (cuando perdemos contacto con Ángela y su camarógrafo, Pablo, dentro de ese edificio en cuarentena y a merced de los zombies desatados por el extraño mal que aqueja a la niña Medeiros).
La técnica de rodaje, inspirada en el cine directo (cámara al hombro), conserva su aliento documental y su estética claustrofóbica, aunque esta vez la película se concentra más en el desarrollo de escenas de acción y en revelar otras facetas del padecimiento de las víctimas-zombie.
La reseña dice: En REC 2 sólo han pasado 15 minutos desde las últimas imágenes grabadas, pero las autoridades pierden contacto con las personas encerradas en el inmueble infectado. Afuera de éste, una multitud curiosa se congrega tras el área acordonada por las fuerzas especiales. Los equipos de televisión presionan para saber qué está pasando.
Una unidad de GEOS (Siglas del Grupo Especial de Operaciones, perteneciente al Cuerpo Nacional de Policía de España, que equivaldría a nuestros GOES totonacas) se adentra a la casa para controlar la situación y determinar qué está ocurriendo. Se trata de una misión aparentemente rápida y fácil.

El proyecto de la bruja de Blair. Otro hito del cine directo llevado al género de terror.

Entre REC 2 y García Bogliano
Bien. Ya me tocará verla mañana, viernes, en su estreno comercial, acá en Morelia, tan cerca y tan lejos de Tlalpujahua. Mientras, valgan unos apuntes pertinentes a la estética de REC y de REC 2.
Porque lo más interesante de REC es la manera en que ha llevado al cine de zombies la estilística del falso documental, un género primero tímidamente experimentado en Estados Unidos por Tobe Hooper (Masacre en Cadena, 1974) y luego llevado a su cúspide por Woody Allen en su hermosa comedia Zelig (1983).
En efecto, REC y REC 2 plantean su cine desde una perspectiva casi periodística, como una crónica real de primera mano.
El primer referente de este tratamiento, en el cine de horror, se lo debemos a un filme italiano. Fue Holocausto Canibal (Deodato, 1979), quien debutaba de lleno en este estilo que acerca al espectador a hechos repugnantes, a los que dota de enorme veracidad.
La lección de Deodato y el cine-documental nos daría su primera obra maestra hace diez años, en 1999, con El Proyecto de la bruja de Blair (Myrick & Sánchez), que sería recuperado por Hollywood apenas el año pasado en Cloverfield, monstruo (Matt Reeves, 2008).
REC 2 es el filme oficial de apertura de Mórbido en 2009, seguido, en una función a las 21:30 horas, de No moriré sola, el filme que el argentino Adrián García Bogliano concluía el año pasado y que ahora nos comparte.
Acaso sea este, y no REC 2, el título más interesante de la jornada, vista la solidez de la obra de García Bogliano en la edición anterior.
Este comentario sirve para formular una breve perspectiva al Mórbido que debutaba en octubre de 2008 en Tlalpujahua.

Cloverfield. Cine directo y película de género made in Hollywood

Breve repaso al 2008
Dos extremos marcaron la experiencia inaugural de Mórbido, el año pasado. De un lado, el estreno de la muy sobresaliente Las lágrimas de Kali (Andreas Marschall, Alemania 2004) y del otro la efectista El tren de la carne de medianoche (Ryuhei Kitamura, Estados Unidos 2008). Cine crítico, consciente de sí mismo, que problematiza una realidad en el primer caso. Cine tautológico, derivativo, de “entretenimiento”, en el segundo.
Valen la pena unos párrafos sobre esto.
El atributo de Las lágrimas de Kali es mirar críticamente a las sectas ocultistas que han florecido en Occidente desde tiempos de las cruzadas, fruto del contacto con el pensamiento místico de Oriente, y que en el siglo pasado tuvieron un poderoso boom en los años sesenta con el mestizaje del movimiento hippie y el hinduismo.
Distribuido en cuatro segmentos (un prefacio/epílogo que abraza a tres historias) Las lágrimas de Kali gira en torno a tres sobrevivientes de la comuna del doctor Ericksson. Tres almas baldadas, perdidas, devueltas al mundo ya como víctimas (la interna de la primera historia), como verdugos (el doc de la segunda) o como instrumentos de poderes sobrehumanos (la paciente de la tercera).
La veracidad casi documental de muchos momentos se inspira en experiencias vividas por el cineasta e integrantes de su equipo en grupos y sectas herméticos parecidos al del filme. Pero tan importante como su tratamiento es la mirada que la cinta dedica al tema. Las lágrimas de Kali cuestiona duramente ciertos temerarios experimentos del espíritu que mutilan almas en pos de la trascendencia, ocasionando desenlaces tan reales y tan trágicos como el de la secta del reverendo Jim Jones en Guyana en noviembre de 1978.
En cambio, en El tren de la carne de la medianoche, el cineasta oriental Ryuhei Kitamura filma en Estados Unidos la adaptación de un cuento de Clive Barker (el compadre de Stephen King) acerca de un asesino serial y de un fotógrafo free lance que lo descubre. La cinta, de inicio prometedor y final decepcionante, va develando los motivos del asesino y la transformación del fotógrafo en su sucedáneo en el marco de una historia a la Charles Hoy Fort (1874-1932) en la que los humanos no somos sino ganado para una desconocida raza de depredadores.

Otra escena de REC 2, con la que inicia Mórbido 2009

Género y adolescencia
Entre los extremos marcados por estas dos cintas, el mayor acierto de Mórbido 2007 fue el de colocarnos ante el más caro atributo del cine fantástico y de terror: su espíritu adolescente (fachoso, anecdótico, trivial, pero al mismo tiempo rebelde, apasionado, subversivo, en permanente confirmación de horizontes y de límites).
Dos cineastas, ambos extranjeros, se ocuparon de mostrarnos estos filones a través de un cine gallardamente juvenil: el argentino Adrián García Bogliano (su filme Habitaciones para turistas es una mirada durísima hacia los prejuicios moralistas y la mentalidad conservadora al mostrarnos a un grupo de muchachas que, de viaje para practicarse un aborto clandestino, son masacradas por los fanáticos religiosos de un pueblito) y el valenciano Sergio Blasco (su corto Más carnaza, de 1997, es una buena mirada paródica a los tics del splatter, del gore y sus variantes y subgéneros, mientras que Litio, de 2001, atesora en sus 10 minutos una concentración de la poética cinemática difícil de volver a alcanzar).
Mis mejores deseos para esta nueva edición del festival. Nos veremos en 2010, porque en estos finales de 2009 el horno no está para bollos.

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Pablo Guiza y Miguel Marín hablan para Poliedro de los entretelones de llevar adelante el festival de cine de género en Tlalpujahua.

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El tráiler oficial de REC 2