El semi-documental Las marimbas del infierno, de Julio Hernández Cordon, fue el título ganador en la sección de largometraje mexicano, de acuerdo al veredicto del jurado dado a conocer este sábado durante la ceremonia de premiación y clausura del octavo Festival Internacional de Cine de Morelia.
Y aunque la favorita entre la crítica y la prensa era A tiro de piedra, de Sebastián Hiriart, en lo personal este resultado no me disgusta en absoluto. Las propias razones emitidas por el jurado (entre ellas la de ser una historia que habla de personajes que no se rinden, a pesar de encontrar grandes adversidades para sus sueños), me parecen razonables.
Mientras, la mención especial de largometraje ha sido para Tierra Madre, de Dylan Verrechia y Aideé González (por brindar “un retrato único acerca de una mujer única”) y el premio del público (en el cual, ahí sí, nadie se equivocó), ha sido para la comedia Acorazado, de Álvaro Curiel de Icaza.

Documental y corto mexicano
El título ganador en la categoría de Mejor Largometraje Documental Mexicano ha sido El varal, de Marta Ferrer, mientras que el premio al mejor cortometraje documental ha sido atribuido a Carne que recuerda, de Dalia Huerta.
Ya entrando en categorías especiales, el galardón a mejor documental mexicano realizado por una mujer ha sido para Sarah Minter por Nadie es inocente, 20 años después.
A su vez, en el rubro de cortometraje mexicano, los ganadores fueron:
En la competencia oficial, el premio ha sido para La mina de oro, de Jacques Bonnavent.
En el rubro de mejor animación, el merecido premio ha sido para Beatríz Herrera por Ponkina.
Finalmente, un corto que era favorito de muchos, Busco Empleo, se quedó con una mención especial, así como El venado y la niebla, de Miguel Ventura.

Premio michoacano, fuera de la entidad
Por segundo año consecutivo, este 2010 el premio al mejor título de la Sección Michoacán recayó en un ejercicio foráneo, realizado por autores que no se formaron como cineastas aquí y que, en ese sentido, no son representativos del quehacer fílmico que se emprende en
el estado sede del encuentro cinematográfico.
El jurado conformado por Ángel-Santos Garcés Constante (España), Cristina Prado Arias (México-IMCINE) y Gustavo Sánchez Parra (México) determinó unánimemente brindar el premio de 50 mil pesos al documental Amairen Idea (La idea de mi madre), una coproducción entre el país vasco y México, emprendida por la cineasta euskadi Maider Oleaga (Bilbao, País Vasco, 1976).
La también analista y promotora cinematográfica se ha desenvuelto en su Europa natal, aunque desde el 2007 ha trabajado para la rama mexicana de la productora francesa Tita Productions, analizando guiones de toda Latinoamérica para el ILCE. En 2008 fue jurado para la selección de proyectos en un taller de guión en Puebla, organizado por IMCINE, y de manera independiente analiza guiones para diversos productores y guionistas independientes. En tanto, entre sus labores como directora, ha sido la titular de la serie documental Ruta México (2007), para Canal 22.
La siguiente es la lista de títulos ganadores dentro de la sección Michoacán en los últimos seis años. Los reconocimientos otorgados en 2009 y 2006 son tan cuestionables como el del presente año:
En 2009, premio al mejor trabajo de la Sección Michoacana para Nebraska, de Adrian Ortiz. En 2008, para Clandestino de Juan Pablo Arroyo y Edurne Farías. En 2007, para Axuni Atari de Raúl Máximo (Mención Especial: Los días sin Joyce, de Agustín Oso Tapia y Anna Soler). En 2006, Reincidente (Backslider) de Antonio Flores. En 2005, Cheranásticotown de Dante Cerano. En 2004, Bio-Bit de Manuel Cisneros (ficción) e Hidalgo, municipio con historia de Tomás Pérez, Pavel Rodríguez, Gildardo Vega (documental).

Imposible dejar pasar este festival sin acercarme a una de las estrellas del programa: el largometraje tailandés El tío Boonme que recuerda sus vidas pasadas, ganador de la Palma de Oro en Cannes, en mayo pasado. Y es que, desde la historia de redención de Takuro Yamashita en La anguila (Shoei Imamura, 1996), el cine asiático no recibía la codiciada Palma en el festival francés. Quién sabe cuántos de ustedes hayan podido verla; aquí doy fe de su belleza.
El Boonmbee del título es un rico granjero que, ya dializado y en la última etapa de una insuficiencia renal, abandona la clínica y regresa al campo a morir entre los suyos. Pero la agonía de Boonmbee será muy singular. Apenas en su primera noche casera, mientras cena, recibe dos visitas insólitas: el traslúcido fantasma de su esposa, muerta 19 años atrás, y su hijo Boonsong, perdido en las selvas tailandesas una década atrás y que ahora vuelve bajo el peludo aspecto de un Mono Fantasma, cuyos ojos se encienden de rojo en la oscuridad. Ambas apariciones vienen a confirmarle a Boonmbee lo que él ya intuye: la cercanía de la muerte puede darle un bien precioso, recuperar el legado de sus diferentes vidas.
De esta forma, con la misma avidez de todos esos “espíritus hambrientos” que habitan la espesa selva tailandesa, aquellos que una vez fueron importantes en la vida de Boonmbee quieren escoltarlo en las postrimerías de su existencia.
Lo que el director nos ofrece son muchas cosas en un solo filme: un tradicional cuento de fantasmas oriental, pero potenciado por su tono de lirismo trascendente; un chapuzón a los brumosos parajes de la fantasía asiática, totalmente desmarcada de cualquier proceso racionalizador a nuestra usanza occidental; una auténtica película fronteriza (narrativa y metafóricamente), llena de pulsiones y sugerencias desde su riquísima gama de sensaciones y, sobre todo, desde los distintos estilos ejercitados en cada una de sus secuencias, mientras el filme avanza y reconstruye las reencarnaciones que el personaje principal va recordando para sí. Es de este modo como Boonmee recorre el camino hacia la selvática cueva de su primer advenimiento al mundo en una entrañable búsqueda de raíces y de caminos perdidos, ya como hombre, mujer, animal o planta, preparando sus ojos y los nuestros “para ver en la oscuridad”. Inolvidable.


Un still de La otra familia, que se presentó en el marco del FICM

El asunto de la paternidad y las alternativas para los hijos en un mundo contemporáneo surcado por temas como el de las parejas alternativas (matrimonios gay), son los focos de La otra familia (Gustavo Loza, 2010), el tercer largometraje del realizador de Atlético San Pancho y La otra orilla.
El filme fue estrenado en el Festival Internacional de Cine de Morelia y este sábado se realizó una conferencia de prensa con el equipo creativo del filme, que está promoviéndolo.
Los contenidos fundamentales de la conferencia figuran en el video, más abajo, en este post.
Mientras, la función de prensa de La otra familia fue cancelada este mismo sábado, de modo que sólo una parte muy pequeña de la prensa reunida en la capital michoacana pudo conocer el filme, al ingresar a la función con público celebrada el viernes.
La sinopsis oficial de la cinta, proporcionado por los realizadores, dice lo siguiente:

Durante la sesión de fotos previa a la conferencia.

Hendrix (Bruno Loza), un niño de 7 años de edad, queda desamparado mientras su madre adicta, Nina (Nailea Norvind), pasa por un difícil proceso de rehabilitación. El niño es rescatado por Ivana (Ana Serradilla), una de las mejores amigas de Nina.
Hendrix es llevado a casa de Jean Paul (Jorge Salinas) y Chema (Luis Roberto Guzmán), porque Ivana y su pareja Gloria (Ana Soler) tienen que viajar al extranjero para someterse a un tratamiento de inseminación artificial. Hendrix va descubriendo que los amigos de Ivana son muy diferentes a todas las parejas que ha conocido.
Mientras Hendrix se va adaptando poco a poco a su nueva vida e Ivana y Gloria resuelven su maternidad, Nina logra escapar del centro de rehabilitación y va en busca de su hijo con ayuda de su amante, Patrick (Andrés Almeida).
Por su parte Luisa (Dominika Paleta) y Agustín (Juan Ríos), un matrimonio aparentemente ideal que perdió a su bebé, es abordado por Patrick para ofrecerles a Hendrix en adopción como plan siniestro para salir de una gran deuda que lo persigue.
¿Qué será mejor para Hendrix? ¿Regresar con su mamá adicta? ¿Vivir con dos hombres poco convencionales pero que le ofrecen una mejor calidad de vida? ¿Ser vendido a un matrimonio de manera ilegal? o ¿ser entregado a las autoridades e ingresar a un orfanatorio?


EN VIDEO / Aspectos de la conferencia