Inmolación

Autoconfesiones

de adolescencia

Las historias de Nora y de Jorge Luis, dos adolescentes que cursan la instrucción secundaria y que por distintos motivos han pasado por una tentativa de suicidio, avanzan mano a mano en la pieza Inmolación (Enrique Olmos de Ita, 2008), que fue estrenada en Morelia el sábado 5 y el domingo 6 de marzo (en un total de cinco funciones durante esos dos días) por el director Rodolfo Guerrero Medina y los actores Ana Karen Rojas, Luisa Fernanda Ortiz y Hasam Díaz, congregados para el proyecto en Producciones Niebla de Recreo.
Hasta donde sé, esta es la segunda versión de Inmolación en México, luego de la experiencia emprendida en mayo de 2010 en el DF, con la versión de Alberto Lomnitz. A la vez, esta es la segunda ocasión que se monta en Morelia un texto de Olmos de Ita, tras la puesta en escena de No Tocar (Pólux Teatro, 2010, que aún no he tenido la oportunidad de ver).

Intensamente solos (con esa nueva y extraña forma de soledad que da a los jóvenes la experiencia de navegar por la internet, en la cual las necesidades y las habilidades de socialización se decantan por un canal muy mediatizado, que impone sus propias reglas y diluye el sentido de lo aurático o, si se prefiere, que le otorga configuraciones inéditas a la experiencia del contacto “real” y “directo”), Nora y Jorge Luis comparten un rasgo fundamental: los dos son víctimas de una violencia socialmente invisibilizada pero completamente demoledora.
Para Jorge Luis el asunto es muy explícito. Obeso, geek aficionado a los animales prehistóricos e intensamente introspectivo, se ha convertido en el puerquito de sus condiscípulos en el salón de clase: es ninguneado por sus compañeros, acosado por la bandita de Gorka y despreciado por las chicas de su generación. Para colmo, también debe lidiar con las muletas emotivas de un hogar desintegrado, ya que sus progenitores están separados y le cuesta mucho aceptar a las parejas de su padre.
A su vez, Nora también sortea los bemoles de una familia desmoronada y, sobre todo, la violencia de descubrirse afectivamente desamparada (porque a fin de cuentas, la indiferencia es otra de las formas que adopta la violencia).
En tales condiciones, Inmolación es, ante todo, una suerte de autoconfesión en la que Jorge Luis y Nora van a compartir con nosotros las razones y los motivos que los han conducido al trance de intentar quitarse la vida.
Para uno va a ser una decisión genuinamente desesperada: la única puerta a la vista para escapar de la angustia que le provocan los constantes abusos y el rechazo. Para la otra va a ser una tímida primera intentona que, poco después, va a abrirle las puertas a una nueva y espeluznante puerta, la del chantaje.

Uno de los rasgos cautivadores de Inmolación es que habla de problemas de adolescentes desde la perspectiva de los propios adolescentes. En la turbulenta transición que conduce de la infancia a la edad madura, la pieza se ocupa de un escenario de violencia que, en cierto sentido, es mucho más crudo y devastador que, por ejemplo, el de las ejecuciones o la de la inseguridad, ya que aquí se trata de una violencia doméstica, cotidiana, que es padecida en lugares aparentemente tan cálidos y protectores como el plantel escolar o el mismísimo seno familiar. Además, las heridas y cicatrices de esta otra violencia dejan huellas más perdurables y profundas a causa de la vulnerabilidad de sus víctimas (niños en el crítico trance de acceder a la juventud) y de la ignorancia (parcialmente deliberada) que priva en México en torno a problemas como el bullying y del cual se ocupa este trabajo.

Otro rasgo de importancia en Inmolación es el protagonismo que tiene la palabra… pero ya no la palabra como vehículo de diálogo, que es lo que usualmente se espera de ella, sino como canal para la anécdota (es decir, la palabra como mini-relato autorreferencial y como fábula o cuento a la vez descriptivo/reflexivo iluminador). Desde este tratamiento, la palabra es la gran protagonista de Inmolación.
En efecto, uno de los rasgos que distingue la estructura de este trabajo es ese papel poderosamente introyectivo que se le ha dado a la narración oral. Casi a cada momento, tanto Nora como Jorge Luis y Ximena acuden a sus recuerdos, ya mediatos o inmediatos, o a proceso verbalizados que son trances de autodescubrimiento en acto, para emprender una descripción de situaciones cuya carga emotiva asociada hace aflorar a su vez los resultados de un proceso de reflexión, de un acto de conciencia a través del cual cada personaje se descubre, se define, adquiere substancia y contribuye, de esta forma, a darle una contundencia inimaginable a lo que original y superficialmente habría parecido un mero apunte o incluso hasta un simple capricho dentro de la continuidad dramática.
Tal como Olmos de Ita aborda el recurso, estas parcelas de “narraturgia” (como se le denomina a este tratamiento) concretan personajes mucho más complejos y creíbles. Casi sobra decir que el ejercicio es todo un reto para los actores, pero Rodolfo Guerrero ha sabido rodearse de algunos de los mejores actores jóvenes de la Morelia actual, entre ellos Hasam Díaz y Luisa Fernanda Ortiz, así como una Ana Karen Rojas que le aporta a su personaje de Nora un defecto de dicción muy característico en el perfil de pubertas como aquella a la que interpreta.

La dirección de Guerrero y los hallazgos de los tres actores para sus personajes son otro elemento a destacar.
Concebida como una experiencia escénica para espacios no convencionales, esta versión de Inmolación está pensada para ser representada en las aulas escolares. No se precisa sino disponer las bancas contra los muros del salón para aprovechar el espacio central, merced a una serie de artilugios que permiten que la música y la luminotecnia sean absolutamente portátiles y eficaces, así como recursos de video que pasan por animaciones de un tiranosaurio en Maya (alguna vez, en mis chapuzones por la web, hace un par de años si bien recuerdo, descubrí esa animación precisa de la que hoy echan mano para este trabajo) y una banda musical que pasa de lo sinfónico programático (Jurassic Park, John Williams, 1995) al rock pop alternativo mexicano (Oso polar, de Hello Seahorse, 2009, con esa extraordinaria tesitura de soprano de Denise Gutiérrez, capaz de expresar interminables matices que van del gozo a la vulnerabilidad más desnuda).

EN VIDEO / Aspectos de Inmolación
El pasado sábado, al término de la segunda función, el director del trabajo, Rodolfo Guerrero, señaló que Inmolación “es un proyecto que nace a partir de una beca de estímulos a la creación y al desarrollo artístico de Michoacán que consiste en dos proyectos”, ambos para adolescentes. Inmolación es el primero. El segundo es Curva peligrosa, que se estrenará poco antes del próximo mes de abril.
“También tenemos información en torno a un tema que se está convirtiendo en un problema de salud pública, el acoso escolar o bullying. Está habiendo altos índices de suicidio. Nuestra labor como artistas es presentar un trabajo, exponerlo, que la gente lo conozca, que sepa de él. La obra no está proponiendo soluciones, sin embargo vamos a tener gente que nos esté ayudando para informar a los jóvenes en qué consiste esto”.
El realizador lamentó que en Morelia no existan todavía programas concretos que hablen del problema del bullying “sin embargo hay información que va a la ciudad de México y se pueden enlazar en la página de Imjuve”.
Pero abajo de estas líneas está el video de esa intervención:

EN VIDEO / Palabras del director

RECURSOS EN LA WEB
A continuación, algunos enlaces de interés en torno al bullying y a algunos estudios sobre el suicidio entre adolescentes y jóvenes en México. El segundo enlace, dedicado al Manual de la SEP para la atención de casos de bullying, es particularmente importante.

Una de cada seis víctimas de bullying se suicida
Nota de El Universal del 1 de marzo pasado, datos correspondientes a la ciudad de México.

Manual escolar para la
atención de casos de Bullying

Este documento fue dado a conocer en 2010 por la Secretaria Educación Pública en la Ciudad de México, está orientado a dar atención al problema del acoso y la violencia entre condiscípulos en las aulas escolares. El material es descargable en formato pdf.

La medición de la conducta suicida en
México: estimaciones y procedimientos
Un estudio de recopilación bibliográfica sobre el tema; lo significativo es que abarca un periodo que va de 1970 a 1998 en México. Da una perspectiva.


Prevalencia de intento
suicida en estudiantes

adolescentes de la ciudad de México: 1997 – 2000
Una investigación que se concentra a detalle en el periodo referido. Destaca que en 1997 la prevalencia del intento suicida en estudiantes adolescentes en la Ciudad de México fue de 8.3%, pero que para el 2000 el porcentaje se incrementó a 9.5%.

Correlatos psicosociales de depresión, ideación
e intento suicida en adolescentes mexicanos

Un estudio emprendido en la ciudad de México en 2003. Participaron 508 varones y 428 mujeres estudiantes en el Centro Histórico de la Ciudad de México, cuya edad promedio fue de 13,7 años.

Intentos de suicidio en adolescentes de educación
Media superior y su relación con la familia

Un estudio emprendido en 2007, en Sonora, por investigadores de la Universidad Veracruzana sobre un universo de jóvenes de entre 15 y 19 años de edad