Kruvikas, del grupo Kossa Nostra

Páginas de vida

Quién sabe. Pero es probable que durante el Festival Internacional de Títeres de Morelia encontremos pocos títeres tan vivos como los que animan los maestros Marcelo Reynoso y Federico Basko Ugalde. Los integrantes del grupo Kossa Nostra, oriundo de la ciudad de Posadas, en la provincia argentina de Misiones, ofrecieron una velada extraordinaria con el espectáculo Kruvikas (1998), una de sus obras de repertorio más consolidadas, durante su participación en el Festival Internacional de Títeres de Morelia.
Kruvikas, explicarían los titiriteros, es un regionalismo que significa “pedacitos”. Y eso fue justo lo que ofrecieron durante una hora, el miércoles: breves páginas de vida preñadas de identidad, regionalismos, modos, usos y costumbres. Tan singulares como las culturas sudamericanas implícitas (las de la intersección Argentina-Brasil-Bolivia-Paraguay). Tan universales como los anhelos, picarescas, ideales y voces de cualquier parte del mundo.
Le debemos a Tolstoi la frase “píntame tu aldea y me pintarás el mundo”, que es lo que hace Kossa Nostra en este divertimento que está por completo en deuda con la estructura de los sketch carperos, a través de los cuales comparte delirios y placeres universales.
Los cuadros escénicos –a veces diminutos gags, a veces sketches en toda la regla–, fueron acompañados con dos números musicales. El primero estuvo dedicado al más universal de los rockeros bonaerenses, Charly García, con el tema Chipi chipi (1994, en el álbum La hija de la lágrima). El segundo se ocupó de una de las formas musicales más entrañables del terruño guaraní: un chamamé interpretado por Don Policarpo, un burro chamamesero confeccionado como bocón con partes vivas, quien sólo armado de su acordeón, sus muy bien modulados rebuznos y del notable ludismo de sus dos operadores, agasajó al público con la riqueza melódica del citado género autóctono del cono sur.
Entre tanto, los gags y sketches pasaron por explícitos homenajes a historietistas argentinos como Quino (el episodio La Vida, donde aparecen La Parca y un anciano, extraído con literalidad absoluta del genio del mendocino Joaquín Salvador Lavado). Irónicos registros de proezas sobrehumanas transformadas en mendicidad de todos los días (el chinito karateka cuya mano, violenta y poderosa, en fugaz desliz, se convierte en extendida palma de limosnero).
Y como, a fin de cuentas, esta era la “versión para adultos” de Kruvikas, el cuadro explícitamente sexual de la velada fue protagonizado (no podía ser de otro modo) por dos caniches: el sarnoso perro Lobito y la perrita Mimí, mientras que los personajes de El Profe y Blankita protagonizaron un chiste bastante añejo (la verdad sea dicha) pero, no obstante, escénicamente muy eficaz, y que de todos modos mira críticamente un rasgo machista que compartimos todos los países latinoamericanos.
Otros episodios, dedicados a prosapias cariocas o cubanas, tuvieron a personajes característicos, como el del pobre diablo que confunde con vaca mañera a un toro montuno (parafraseando libremente a Roy Brown) en el episodio del cebú.
Géneros como el de terror traerían a vampiros rumanos en mutuo trance de enmascaramiento y acecho, pero lo importante de todo esto, más allá del mero recuento, es cómo una imaginación soberana, en posesión de un perfecto control técnico de sus medios, ha podido en esta noche crear veracidad escénica, experiencias vivas y miradas directas. Un espectáculo que, revisando memorias colectivas de su tierra, lleva la comedia humana a un recorrido por sus más variopintos matices, todos hermanados por el humor.

EN VIDEO / Fragmentos de Kruvikas
Abre la Biblioteca

Bosch-Vargaslugo


Con un acervo que rebasa los 10 mil títulos, la Biblioteca Bosch-Vargaslugo, que fue integrada por Carlos Bosch (q p.d) y Elisa Vargaslugo Rangel, ambos investigadores eméritos de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue formalmente abierta al público en el Centro Cultural Clavijero, con el fin de que se convierta en material de consulta para estudiosos y especialistas en el tema de Historia del Arte, y con la cual también se busca fortalecer los trabajos desarrollados por el Centro de Documentación e Investigación de las Artes, organismo perteneciente a la Secretaría de Cultura de Michoacán, dependencia que, con el apoyo de la asociación Adopte una obra de arte, fue responsable final de la adquisición de la biblioteca.
Fue en el marco del Seminario Homenaje que la Secretaria de Cultura ofrece los días 9 y 10 de diciembre a Elisa Vargaslugo Rangel por su trayectoria en el ámbito de la docencia y la investigación, que Jaime Hernández Díaz, secretario de Cultura, expresó en representación del gobernador Leonel Godoy Rangel que si bien en el país se cuentan con reconocidos investigadores, sólo en algunos casos éstos también son excelentes formadores de académicos como en el caso de Elisa Vargaslugo, quien dedicó su vida a la academia, en las aulas, y al trabajo de campo, al tiempo que supo formar a distintas generaciones de profesores y académicos, de ahí la importancia de brindarle tan merecido homenaje.
Agregó Hernández Díaz que el seminario tiene como objetivo que destacados intelectuales emprendan una serie de reflexiones acerca de las distintas facetas de la obra desarrollada en el campo historiográfico por parte de Elisa Vargaslugo Rangel, a quien se refirió como una de las más grandes investigadoras de nuestro país.
De esta manera en la primera mesa intitulada Dos académicos excepcionales, una biblioteca, Alicia Mayer, directora del Instituto de Investigadores Históricas de la UNAM recordó al Dr. Carlos Bosch. Por su parte Cecilia Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM presentó la ponencia El arte de escribir Historia del Arte, mientras que Norma Fernández Quintero ofreció la charla Elisa Vargaslugo, su vida y su obra.
Previo a la apertura de la Biblioteca Bosch-Vargaslugo, Jaime Hernández expresó que las gestiones para la adquisición de la biblioteca iniciaron en la administración del entonces gobernador Lázaro Cárdenas Batel (con Crisanto Cacho como secretario de Cultura), a solicitud de Carmen Alicia Dávila, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, bajo la anuencia y con el agrado de la propia Elisa Vargaslugo. Así se realizaron las gestiones correspondientes con el Instituto Nacional de Antropología e Historia para que, mediante un convenio, el actual gobierno estatal diera continuidad al proyecto y lo concretara.
Ante la investigadora homenajeada, la coordinadora académica del evento, Carmen Alicia Dávila, y Phillipe Reiset, director de la asociación Adopte una obra de arte, el Secretario de Cultura aclaró que si bien en un principio se había pensado en la posibilidad de establecer un Museo de la Arquitectura en el Centro Cultural Clavijero, finalmente se determinó conformar lo que hoy se conoce como el Centro de Documentación e investigación de las Artes, mismo que actualmente se encuentra en proceso de consolidación y que continúa articulando sus trabajos con recintos como el Museo de Arte Colonial, en aras de enriquecer el estudio del patrimonio arquitectónico de la entidad.
Finalmente y tras declarar que el proyecto cultural emprendido en el Centro Cultural Clavijero continuarán con los trabajos ya trazados en el Segundo Patio del recinto, Jaime Hernández indicó que la apertura de la Biblioteca Bosch-Vargalugo, la cual también cuenta con una sala de consulta, se inscribe en el marco de la III Feria Estatal de Libro y la Lectura, cuyos objetivos se centran principalmente en fomentar el hábito de la lectura y apoyar la producción editorial.
A su vez y rodeada de varios de sus ex alumnos, Elisa Vargaslugo dijo que la biblioteca de trabajo que integrara a lo largo de más de medio siglo junto con su esposo Carlos Bosch, resulta base fundamental para la investigación de la Historia del Arte, por lo que contempla una gran diversidad de temáticas y enfoques.
Nacida en Pachuca Hidalgo y poseedora de un doctorado en Historia con Especialidad en Historia del Arte por la Facultad de Filosofía y Letras con la tesis La Iglesia de Santa Prisca de Taxco, por la que obtuvo Mención Honorífica. Elisa Vargaslugo indicó también que con el establecimiento de dicha biblioteca se cierra una etapa en su vida académica, luego de casi 5 años de gestiones y la selección del lugar adecuado para ubicar tan importante acervo.
Finalmente, la también autora de más de una decena de libros y de artículos periodísticos, y quien se desempeñara como docente desde 1950 hasta el año 2003, expresó su satisfacción por la celebración del seminario en su honor y la instalación de la biblioteca en dicho recinto en la capital michoacana.
La puesta en marcha de la biblioteca ha sido emprendida por un equipo coordinado por la moreliana Mónica Vázquez, cuya experiencia en ámbitos locales de la archivonomía y la atención en museos frisa los treinta años.
Cairo's Puppeter theatre

Misión oficial

Con las ropas astrosas y un humilde sombrero de paja, pero desbordando una nobilísima dignidad, el corpulento titiritero trashumante (Mohamed Fawzy, quien también es el director de esta puesta) ingresa al escenario, acompañado por un delgaducho asistente clown. El personaje jala tras de sí un voluminoso arcón-mundo del que fluye toda su magia.
Con esta enorme y estilizada bola de cristal e instalados ambos, titiritero y esfera, en el extremo derecho del escenario, quedará libre el resto del espacio para que allí se materialicen los relatos y las visiones de un mundo, a la vez maravilloso y cotidiano, que llamamos “imaginación”.
Este es el contexto en el que se desenvuelven los diferentes cuadros escénicos de Misión oficial, con la que el Cairo’s Puppeter Theatre, representante de la República Árabe de Egipto, se presentó en el Festival Internacional de Títeres de Morelia.

En Misión oficial, hablada en árabe y con apenas unas cuantas palabras proferidas en español, la barrera del idioma impedirá disfrutar, por ejemplo, del poema de Essam Tawfiq. Sin embargo, como la propuesta de estos artistas de Oriente Medio es absolutamente visual y como los lenguajes del gesto, del color, del movimiento y de la imagen son universales, es poco lo que se perderá y nadie podrá reprochar que (nunca mejor dicho) el espectáculo “esté en árabe”.

Misión oficial es, ante todo, un homenaje a los contadores de historias, a esos hombres, que ya con el más humilde de todos los recursos (el de la palabra oral) o desde las más modernas tecnologías de comunicación y conectividad (como la internet), mantienen viva una actividad esencial del hombre: la de narrar y la de ser narrado.
Y como el escenario de los artistas callejeros que protagonizan este trabajo es la vía pública, Misión oficial comenzará con un par de números en los que los personajes aprovechan los fenómenos propios de la intemperie, como el de un violento aguacero, para articular una bella coreografía con paraguas.
La danza tradicional Al Tanoura, inconfundible por su estructura a base de giros y propia no tanto de Arabia, sino de Turquía (más bien, propia de la tradición sufi, que se extendió por todo Oriente Medio, y cuya esencia es representar el sentido del éxtasis de quien dialoga con el Infinito), figurará en otro de los cuadros, enriquecida con variaciones fantásticas. Más adelante, ya con títeres, veremos a un grupo de músicos y bailarines emprender su espectáculo callejero.
Estos preámbulos darán paso a una segunda parte en la cual, empleando teatro negro (todo a oscuras y con los titiriteros enfundados en mamelucos negros, para invisibilizar sus manipulaciones), habrá momentos notables, como aquel en el que una presencia de aspecto humano va cobrando forma, paulatinamente, a partir de la suma de objetos variopintos y aleatorios, o el cuadro dedicado a una cascarita callejera de futbol en la que los titiriteros pueden jugar no sólo con el balón, sino con las nociones de tiempo, ritmo y perspectiva –un poco a la Matriz (hermanos Wachovski, 1999)–.
La presentación de la Compañía de Teatro de Títeres de El Cairo irá así, pues, modulando sus recursos expresivos hasta alcanzar el cuadro final (de un sabor inconfundible al de las Mil y una Noches), aquel del que habla la sinopsis en el programa: Al cruzar el umbral de los sueños, llegarás a la Ciudad del Amor, donde tus deseos serán más dulces y los colores más brillantes que la luz del sol.

EN VIDEO / Misión oficial