I Concurso Estatal de Cortometraje

Para activar conciencias


El documental Aquí está se lleva el primer lugar; cuatro propuestas de ficción reciben los dos premios restantes y las menciones honoríficas


Una imagen del documental ganador, el corto Aquí está, de Geovanni Ocampo Villanueva, que recupera y difunde la visión de productores agrícolas.

El cortometraje documental Aquí está (Geovanni Ocampo Villanueva), dedicado a darle voz a una comunidad mediáticamente olvidada de la Tierra Caliente michoacana, a cuyos habitantes atiende para que expresen las condiciones en que viven, se alzó la noche de este sábado23 de enero con el primer lugar durante la premiación del Primer Concurso Estatal de Cortometraje La culpa la tenemos todos, convocado por la asociación civil Acción Unida, cuyo objetivo esencial es "sacudir y activar conciencias y buscar la ación social organizada en pos de cambios que generen bienestar".
La ceremonia de premiación se realizó a partir de las 19:00 horas en el auditorio José Rubén Romero de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Durante el acto también se declararon ganadores a los cortos Como puercos, de Carlos Fabián Vallejo Huerta (segundo lugar) y El camino del caracol, de Laura I. Rodríguez Cedillo y Juan Carlos Oñate Chirot (tercer lugar). Estos títulos se hicieron acreedores a una bolsa de 15 mil, 10 mil y 5 mil pesos, respectivamente.
Mientras, las dos menciones honoríficas fueron para los cortometrajes Remoto (Cutzi Yolanda Romero Herrera y Efraín Lázaro Jojica Rubio) y Eclipse (Vladimir Aburto).


Tres de los cuatro integrantes del jurado: Guillermo Santillán, Alberto Zúñiga Rodríguez y Alba Sovietina Estrada.

El jurado, constituido por Alba Sovietina Estrada (IMICH), Guillermo Santillán, Alberto Zúñiga Rodríguez y Adrián González Camargo (de los que sólo faltó este último) entregó los premios correspondientes acompañado por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Batel, presidente del Festival Internacional de Cine de Morelia, y por Miguel Ángel Villegas, de Acción Unida A.C.
Por lo que respecta a los títulos galardonados y reconocidos durante el acto de protocolo, les puedo compartir lo que sigue:


La periodista radiofónica que será vetada por el sistema en una imagen del corto de ficción Eclipse (Vladimir Aburto, 2009).

Muere una estrella
Pudo haberse inspirado libremente en lo que no hace mucho tiempo le ocurrió a la periodista Carmen Aristegui. El hecho es que Eclipse (Vladimir Aburto, 2009), narra la anécdota del súbito ocaso de la enjundiosa locutora de radio Luz Olivera, en cuyo programa A corazón abierto denuncia y exhibe las torpes decisiones que en materia de administración pública asume un gobierno conservador.
Lineal, anecdótico y probablemente más acartonado de lo conveniente, el cortometraje (exhibido en una edición de 7 minutos, a partir de los 14 que dura la grabación original) muestra a la periodista denunciando la estupidez de la administración conservadora que aprueba una legislación antiaborto. La historia muestra la solidaridad de las generaciones jóvenes, que se ven expresadas en el enfoque de la radiocomunicadora, pero también las maniobras de un clero que protesta por la voz disidente en los medios y se comunica con altas esferas de gobierno, que a su vez presionan al empresario dueño de la radiodifusora. Este último termina vetando sin explicación a la periodista. El filme concluye con el sentimiento de impotencia de la sociedad (caracterizada por una familia de clase media durante la sobremesa, en el comedor doméstico) y la frase lapidaria del abuelo, quien sentencia: “la tradición es la mayor traición a la imaginación”.


Del cortometraje de animación Remoto (Cutzi Yolanda Romero Herrera y Efraín Lázaro Jojica Rubio) y su eficaz concepto gráfico.

Las causas de la lucha
Mientras, con una encomiable capacidad de síntesis, que elimina todo lo accesorio en aras de lo imprescindible, el cortometraje en animación 2D Remoto (Cutzi Yolanda Romero Herrera y Efraín Lázaro Jojica Rubio), nos presenta a un activista social transformado en preso político. El personaje reflexiona brevemente sobre su lucha y sus esperanzas, antes de ser asesinado de un tiro en una prisión clandestina, mientras su mirada se fuga más allá de los barrotes de una diminuta ventana para compartirnos el panorama de un México envilecido por la corrupción y la esperanza de un idílico mundo de igualdades sociales, económicas, culturales, religiosas y políticas.


Otra imagen de Remoto, hacia el final el filme, cuando comenzamos a advertir la condición y características del personaje que nos ha compartido sus motivos y esperanzas.

Uno de los elementos sobresalientes del cortometraje es su concepto visual, muy en deuda con experiencias fílmicas recientes como el filme Vals con Bashir (Ari Folman, 2008), así como la manera en que articula la anécdota para mostrarnos por delante ideales y razones que pueden anidar en el espíritu de cualquier ciudadano común, pero que adquieren una dimensión a la vez trágica y heróica al permitirnos descubrir, al final del metraje, al activista social que nos las comparte, pues es un personaje que ha puesto mucho en juego en pos de sus ideales y que está a punto de perder hasta la vida por los mismos.


>La voz de muchos se concentra sobre la plaza pública en el muy correcto cortometraje de ficción en animación 2D El camino del Caracol (Juan Carlos Oñate y Laura Cedillo.)

La espiral de alta ganancia
Como esos procesos que en física se denominan “espiral de alta ganancia”, la inconformidad popular ante diversas injusticias de la vida cotidiana van cobrando forma, unidad y cohesión hasta transformarse en una sola voz de protesta, poderosa y gigante, que se congrega en una plaza pública en el corto de animación en 2D El camino del caracol (Juan Carlos Oñate y Laura Cedillo).
Lo encantador de este trabajo consiste en que tiene cierta cualidad luminosa que, por un lado, le apuesta a la acción a futuro y por el otro evita caer en cualquier optimismo torpe y vacío. Por el contrario: la solución más bien naive del dibujo, el ludismo de ciertos personajes de apoyo y la manera de disectar una realidad muy evidente (pero que se torna más clara al ser mostrada desde la fábula), convierten a este trabajo en una de esas obras de las que el poeta Wordsworth decía “contemplan la vida con las emociones adecuadas”.
Desde esta perspectiva, El camino del caracol nos comparte problemas vigentes y directos como la invasión de las trasnacionales, el arbitrario aumento a las tarifas de transporte público, el desmantelamiento de las humanidades y las ciencias dentro de los programas educativos (en aras de la formación de meros técnicos, es decir, obreros, es decir “mano de obra barata”), la depredación del ambiente, el consumismo y su contraparte: el desempleo que empuja a muchos a convertirse en inmigrantes. Todo esto a partir de la historia de una familia que se muda del medio rural a la ciudad, donde sus expectativas de vida se van cancelando cada vez más junto con las de otros ciudadanos.
Empero, la suma paulatina de las voces de inconformidad (caracterizadas con el glifo prehispánico de La Palabra: un caracol) va cobrando presencia a medida que avanza el pietaje y concluye con una concentración en la plaza pública, ante un solo y enorme caracol que conducirá (o que puede conducir) a un cambio real mediante el empoderamiento del pueblo.
Un tema simple y un desarrollo bien problematizado, al que hay que añadirle la entrañable aparición de personajes como el de ese gato blanco que abre el filme (al tañir la campana de la escuela) y lo cierra (al apagar el proyector en papel de Cácaro) y que también nos sugiere el espíritu más bien felino que se precisa para afrontar los tiempos que vivimos.


La corrupción convierte en monstruosos cerdos (Sus Domesticus, en latin), tanto al infractor como al agente de tránsito que participan de un soborno en el corto en técnica claymation Como puercos (Carlos Fabián Vallejo Huerta).

La maldición de los susántropos
“Una mordida nos transforma”, es la idea que plasma el muy breve, muy sardónico y muy eficaz Como puercos (Carlos Fabián Vallejo Huerta), un corto de animación en técnica claymation (personajes de plastilina capturados en stop motion) que viene siendo un homenaje a la mexicana al humor bretón de La maldición del Conejo-Lobo (Steve Box y Nick Park, 2005, proyectada en México como La batalla de los vegetales).
El “a la mexicana” ha implicado un humor mucho más sombrío en sus zarpazos irónicos que el de los encantadores Wallace y Gromit. Aún así, es este humor el que distiende cualquier apasionamiento y marca una sana distancia crítica a la hora de narrarnos la alegoría del conductor enfebrecido que, incapaz de tolerar los semáforos en rojo, se pasa los altos y, a la hora de ser interceptado por un agente de tránsito, se transforma en un grotesco hombre-cerdo, es decir, en un monstruo. Desde esa condición le asesta una dentellada al tamarindo, transformándolo a su vez en una bestia.
Por otro lado, el recurso de acudir a estructuras de narración y de representación propias del cine clásico de horror para formular un cuestionamiento ético a la corrupción y a la práctica de la mordida (como le denominamos en México) es tan incisivo como encantador. Y si en términos visuales y de ritmo este cortometraje es muy eficiente, el rubro que se lleva el mayor aplauso tiene que ver con su extraordinario diseño de sonido. Todo en el filme (hasta lo que sería la BSO) ha sido lúdicamente solucionado a partir de juegos vocales: balbuceos, onomatopeyas, gorgorismos, etcétera. He aquí a un equipo de realizadores que hizo la tarea a conciencia.


Algunas de las razones de la desolación son expuestas por los personajes entrevistados en el cortometraje ganador, Aquí está, un documental dedicado a la Tierra Caliente Michoacana.

Aquí está
El filme ganador de este primer concurso estatal de cortometraje con tema social ha sido el cortometraje Aquí está, que desde su mismo título desliza un retador sentido de dignidad consciente de sí misma a la hora de compartir con el público la realidad de los trabajadores del campo terracalentano. Una realidad continuamente ocultada y/o maquillada por los medios de comunicación estatales, pero de la cual hablan a cuadro distintos personajes, casi todos adultos mayores, quienes no solamente señalan olvidos, corruptelas e ineficiencias, sino que muestran alternativas de organización que en algunos casos han permitido que proyectos comunitarios salgan adelante.


Uno de los personajes que comparten sus impresiones en el filme ganador del Primer Concurso de Cortometraje Michoacano La culpa la tenemos todos.

En entrevista con Poliedro, el realizador Geovanni Ocampo (Morelia, 1976) reafirmó su compromiso con la realidad en los siguientes términos:
“Yo siempre me he dedicado a registrar la cotidianeidad y quiero dedicar este trabajo a la gente de la Tierra Caliente michoacana y a mi hija, Frida, porque hay que dejar la semilla sembrada”.
Tras señalar que el corto fue resultado de sesiones de grabación que se extendieron por cuatro días, pero para las cuales había mucho trabajo previo y, sobre todo, una relación cercana con las comunidades involucradas, reiteró su sorpresa y su agrado por el premio.
“Realmente creí que el primer lugar se lo darían a un trabajo de ficción. No tengo nada en contra de los relatos de ficción, pero me parece que, en su mayoría, implican un encerrarte en mundos individuales que no siempre consiguen expresar o siquiera mostrar las tragedias, los retos o las meras condiciones del mundo real. Y a mí me parece que la prioridad es esa: ver tu realidad”.


Miguel Ángel Villegas, de la asociación civil Acción Unida, durante su intervención.

Organización para el cambio
El programa comenzó con la lectura del poema A la patria, de Margarita Soto Galindo, que en esencia se constituyó como una demanda de justicia, para que todos seamos capaces de seguir amando a este país. Más adelante, tras una sesión de agradecimientos que resultó exhaustiva porque no se dejó de citar a cada uno de los colaboradores y patrocinadores, Miguel Ángel Villegas, de la asociación civil Acción Unida consideró que una prioridad de nuestros tiempos y de nuestro país es “organizarnos en pos de una sociedad del ser por encima de la sociedad del tener”.
Consideró: “El hombre puede cambiar su entorno, pero es necesaria la acción organizada de la sociedad. Por eso el concepto de este primer Concurso Estatal de Cortometraje Michoacano ha sido el de que La culpa la tenemos todos. Es una manera de luchar contra la indiferencia de intelectuales, políticos, líderes, artistas y ciudadanos que no quieren ser testigos de su tiempo (…). Es un concurso que busca sacudir y activar conciencias”.
Revelaría más adelante que los casi treinta trabajos participantes contarán con difusión a través de la televisión (por medio del Sistema Michoacano de Radio y Televisión), de la internet y a partir de giras itinerantes, gracias a las cuales llegarán a diversas cabeceras municipales y comunidades del interior del Estado.
Poco más adelante, en entrevista, Villegas indicó que el principal programa de la asociación tiene que ver con el desarrollo organizacional.


El arquitecto Cuauhtémoc Cárdenas Batel le ofreció trinchera y trato digno a los cineastas michoacanos durante la próxima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.

Reflexión y apoyo
Hacia el final de la ceremonia, ya con los premios entregados, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Batel hizo uso de la palabra para señalar que “en este año de conmemoraciones bicentenarias y centenarias es un año de reflexión. Es un buen año para discutir el presente de los michoacanos y seguir adelante, alzando la voz”. El integrante del comité organizador del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) concluiría con una oferta: la de darle apoyo, desde el FICM a todos los cineastas michoacanos, a fin de darle mayor visibilidad y protagonismo a sus propuestas fílmicas.

EN VIDEO



Breves extractos de los tres videos ganadores durante la velada del sábado.