Entre nos, de Los Reyes, abrió la muestra


Soledades compartidas

Alma que, siempre disconforme de ella,
como los vientos vaga, corre y gira;
alma que sangra y sin cesar delira
por ser el buque en marcha de la estrella.
Alma desnuda / Alfonsina Storni

Soy huésped de mí misma
Emily Dickinson


Angie Suárez y Paola Mora protagonizan a Leonor y Laura en el trabajo que abrió la muestra en el teatro Ocampo.

Le correspondió al teatro del interior del Estado, representado por la agrupación Teatro Libre de Los Reyes, “partir plaza” ayer y abrir las actividades de la Muestra Estatal de Teatro 2009 con la representación de la pieza en un acto Entre nos (Santiago Serrano, Argentina, 1990). La obra es dirigida por Angie Suárez y Óscar Malagón Pérez y representa el trabajo más reciente de este ensamble oriundo del oriente michoacano.
Aunque la inauguración oficial, con su acto de protocolo, se realizó ayer a las 20:30 horas en el foro La Bodega con ¿Y si Heidegger no hubiera muerto?, es importante precisar que Entre nos fue el ejercicio encargado de dar el verdadero comienzo, en punto de las 18:00 horas, a las jornadas escénicas que se extenderán en la capital del Estado hasta el próximo día 30.
Tarde nublada y de intenso congestionamiento vehicular en el primer cuadro moreliano, con el centro capitalino flanqueado por un festejo de apoyo sindical en el Colegio de San Nicolás y el plantón de docentes ante Palacio de Gobierno. Mientras, durante esta función inaugural, en la butaquería del teatro Melchor Ocampo hubo pocas localidades ocupadas.
Pese a todo, el rito se cumplió y la experiencia teatral llegó a su cita como sigue:

Dos callejones sin salida
Ya cuarentonas, y tratando de fingir que están satisfechas con la vida que les ha tocado, las muy distintas Leonor (Angie Suárez) y Laura (Paola Mora), coinciden en la banca de un parque. La primera ha llegado ahí para dedicarse a tejer; la segunda ha acudido durante su hora de comida en el trabajo.
Paulatinamente, las dos mujeres pasan del recelo a la confianza y de las apariencias a las revelaciones mutuas. Habiendo remontado poco más de “la mitad del camino de la vida” (diría Dante), ambas se descubren trágicamente solas (aunque una de ellas, Leonor, ya ha engendrado una familia) y sin perspectivas sentimentales para el futuro. La vida se ha vestido de gris para las dos y, a pesar de todo, el catártico encuentro concluye con un positivo cambio de actitud, por lo menos para una de ellas.
Esta es la premisa de la pieza Entre nos, breve ejercicio del dramaturgo y psicoanalista argentino Santiago Serrano. Los integrantes de Teatro Libre de Los Reyes han acometido el montaje con la mayor sencillez posible. Sólo están las dos actrices en escena, el banco donde se registra su encuentro y, contra el ciclorama, al fondo, la proyección de una imagen fija del quiosco de la Plaza de Armas en Morelia, para ambientar.
Desde esta simplicidad, Angie Suárez (Leonor) y Paola Mora (Laura) consiguen interactuar con eficacia para expresar las ironías y sarcasmos que pueblan los diálogos del trabajo, pero también los momentos patéticos, muy contenidos, con los que se pone en perspectiva la soledad de la mujer contemporánea, no importa que esta sea un ama de casa tradicional capaz de aferrarse al consuelo de una familia que la ame (caso de Leonor) o una oficinista marchosa y con deseos de escalar puestos que se esmera en superarse, tener buen aspecto y llevar las riendas de su vida (caso de Laura).

La sencilla eficacia
El trabajo, modesto pero muy digno, se disfruta entre otros motivos porque no se extiende ni se regodea inútilmente en su situación y bastan menos de cincuenta minutos para compartir la anécdota, cuyo tono coloquial también colabora a una fluida conexión con el público.
Entre tanto, los dos personajes intercambian vulnerabilidades, se tornan cómplices, se lanzan unos cuantos arañazos, algunos dolorosamente certeros (“no eres más que una vaca echada, en eso te convertiste”), declaman poemas que dan testimonio de su condición y, tras un primer momento de disimulos, acaban convirtiéndose en solidarias y lastimosas confidentes.
Muy costumbrista en su espíritu, el trabajo establece sus retratos correctamente. No es una ventana a otros mundos, sino un espejo que refleja los que habitamos, pero desde esa dimensión cumple, exhibe, cuestiona, hace reir y pensar.

Buena respuesta
En entrevista, tras la función, Angie Suárez detalla los pormenores de este estreno.
Como se recordará, hace un año, su grupo se presentó en la Muestra Estatal de Teatro con una versión de Entre Pancho Villa y una mujer desnuda. Luego de esa experiencia, Entre nos se estrenó en Ciudad Hidalgo en marzo pasado, tras un ágil periodo de casi 20 días de ensayos y a la sazón ha ofrecido una decena de funciones, todas ellas en el cine María Isabel, en Los Reyes, que ha sido habilitado como foro escénico.
“Hemos tenido muy buena respuesta de la gente –dice la directora–, especialmente de señoras de la edad de nuestros personajes. Me parece que la obra les permite identificarse fácilmente porque el texto habla de problemas muy comunes que se dan en todas partes; el asunto de la soledad cuando una es mujer parece un tema universal y es muy diferente a la forma en que ustedes, los hombres, sacan adelante crisis parecidas”.
Indica asimismo que la alerta desatada por el brote de influenza causó sus estragos a la obra. “Llegamos a dar alguna función con apenas dos o tres personas en el teatro, pero lo interesante es que la gente no ha dejado de acudir”. Actualmente, el grupo espera confirmar funciones de este trabajo en las comunidades de Cotija o Peribán. También se apresta para llevar a escena Cleotilde en su casa, de Jorge Ibargüengoitia. A nueve años desde su nacimiento, Teatro Libre de Los Reyes ha llevado al escenario 28 distintas puestas en escena.



EN VIDEO: una escena de Entre nos, ofrecida por el grupo Teatro Libre de Los Reyes.

Acto inaugural en el foro La Bodega


Relación más fructífera

pide titular de la Secum

Vista parcial al público asistente a la inauguración de la Muestra Estatal de Teatro 2009, en La Bodega.

La invitación a buscar “caminos más atrevidos”, que lleven a una relación “mucho más fructífera” entre instituciones, creadores, productores y actores, fue el llamado principal del secretario estatal de cultura, Jaime Hernández Díaz, a la comunidad artística de la entidad al inaugurar anoche en Morelia las actividades de la Muestra Estatal de Teatro 2009.
El acto de protocolo ocupó apenas diez breves minutos y tuvo como sede el foro La Bodega. Intervinieron en el mismo el titular de la Secum y el jefe del departamento de teatro de la institución, Fernando Ortiz Rojas.
En sus discursos, los dos funcionarios coincidieron en acentuar la presencia de nuevas generaciones de teatristas, procedentes de una formación universitaria que ha venido abriendo el camino a licenciaturas en artes durante la última década.
Fernando Ortiz celebraría, en ese contexto, el surgimiento de un gremio teatral que “en este 2009 se muestra presuroso por configurar un rostro del teatro michoacano”.

‘Formación, reflexión y autocrítica’


En la primera de las dos intervenciones de la noche, Fernando Ortiz recordó que las actividades de la muestra comenzaron realmente a fines de mayo pasado con la realización de tres talleres dedicados a los temas de la función del director, la voz y la actuación, que se impartieron gratuitamente a integrantes de la comunidad escénica local. Indicó que tales sesiones ayudaron a redondear el perfil de una muestra que no sólo apunta a la exhibición del hecho escénico, sino “a la formación, la reflexión y la autocrítica”.
Al perfilar al foro, lo denominó “un encuentro de diversas maneras de hacer teatro”, pero hizo énfasis en la presencia de una comunidad estudiantil que se permite compartir su trabajo con otros, en una tarea que busca fortalecer los nexos del diálogo y el entendimiento de cara a un gremio escénico que en este 2009 “se muestra presuroso por configurar un rostro del teatro michoacano”.
El también director teatral concluyó: "Esperando que cada uno encuentre las respuestas que le permitan emprender con mayor ahínco su esfuerzo escénico, deseamos que cada función nos brinde la posibilidad de ser más humanos a través de la ficción que es el teatro".


EN VIDEO. Intervención de Fernando Ortiz (Departamento de Teatro, Secum) en la inauguración de la Muestra.

A favor de nuevas alternativas


En su turno, el responsable de la Secretaría de Cultura agradeció los esfuerzos del departamento de Artes Escénicas, cuyas acciones, dijo, apuntan a responder a planteamientos formulados a la Secum por la comunidad artística desde las jornadas de consulta emprendidas al comienzo de la actual administración gubernamental godoyista.
Habló de la demanda de ser “abiertos” a las nuevas realidades del ámbito artístico, en este caso del teatro, como una inquietud institucional presente en los últimos años. Acentuaría la presencia de licenciaturas en artes y humanidades que han surgido en la última década, “generando modificaciones sustanciales en el panorama escénico”.
En lo esencial de su intervención, Hernández Díaz señalaría: “La Muestra Estatal de Teatro nos exige necesariamente una nueva relación entre las instituciones, los creadores, los productores, los actores; una relación que, continuando con lo que ha sido una característica: el respeto, la libertad a la creación y a la producción, nos permita avanzar hacia caminos mucho más atrevidos. Caminos en los que la Secretaría de Cultura siga generando apoyos a las producciones, estímulos a los creadores, pero también que busquemos nuevas alternativas y nuevos campos en una relación que me parece tiene que ser una relación mucho más fructífera”.
El funcionario también evocó las recientes reuniones de trabajo celebradas en Zamora, y las demandas manifestadas allí de acciones de descentralización, las cuales encuentran un eco concreto en esta muestra, en la que participan cuatro grupos representativos de Uruapan, así como ensambles de Maravatío, Indaparapeo y Los Reyes, que se presentan al lado de los grupos morelianos.Siendo las 20:40 horas, la declaratoria oficial dio paso a la puesta en escena de ¿Y si Heidegger no hubiera muerto?, de Roberto Briceño y la agrupación teatral Contrapeso. Dos horas antes, a las 18:00 p.m. en el teatro Ocampo, el grupo “Teatro Libre”, de Los Reyes, había ofrecido la primera función del escaparate con su versión a Entre nos, del dramaturgo Santiago Serrano.


EN VIDEO. Intervención de Jaime Hernández (Secretario de Cultura de Michoacán) en la inauguración de la Muestra.

¿Y si Heidegger no hubiera muerto?


Ser, libertad y verdad


Las palabras le fueron dadas al hombre para disfrazar sus pensamientos
Charles-Maurice de Talleyrand

El amor es una memoria educada (o un olvido insistente)
Como pájaros perdidos V / Jaime Sabines

¿Acaso me contradigo?
Muy bien, me contradigo.
Soy grande: dentro de mí hay multitudes
Celebración a mí mismo / Walt Withman

El momento de la llamada telefónica en ¿Y si heidegger no hubiera muerto?. La agrupación teatral Contrapeso en la jornada inaugural

Las apariencias engañan. ¿De veras engañan? Claro que sí. Pero sólo a quienes no son lo bastante sutiles o agudos para interpretarlas o comprenderlas. Después de todo, si una apariencia es y existe, entonces también guarda una verdad: no sólo sobre sí misma sino sobre aquello que intenta disimular o esconder.
Aún así, las cosas no son tan simples. En el fondo, cada una de las certezas que creemos tener y con las cuales vivimos depende siempre de una suma muy diversa de factores.
He aquí el punto de partida de ¿Y si Heidegger no hubiera muerto? (Roberto Briceño, 1996 / 2008), con la que anoche se declaró inaugurada la Muestra Estatal de Teatro 2009 en el foro La Bodega.

El quinto personaje
Distribuida en cuatro cuadros, esta pieza en un acto comenzó a ser concebida por Briceño hacia 1996, cuando se cumplían veinte años de la muerte del filósofo de Friburgo, y de cuya importancia Foucault dijo una vez: “quizá algún día el siglo XX se recuerde como heideggeriano”
En este trabajo, tras una noche de fiesta, conocemos a los cuatro amigos bachilleres Martha, Sofía, Manuel y Fernando quienes comienzan su día, crudos pero felices, en el departamento de este último.
Al compás de Lucy in the sky of diamonds, el desenfadado amanecer de los jóvenes oscila entre duchas eróticamente juguetonas, impaciencias por desayunos que se dejan enfriar, intolerancias contra el volumen de la música en el estéreo y pláticas de temas académicos que detonan por la proximidad de un examen escolar. Pero la placidez cotidiana es quebrantada por una extraña declaración del personaje de Manuel, que al hablar por teléfono con su preocupada madre, le confirma que se encuentra bien en el departamento con sus tres amigos y luego añade, prácticamente sin que venga al caso, que también está con ellos Beatriz, "la nueva amiga de Fernando".
La alusión a ese quinto personaje, que los demás no conocían y que no ven, pone sobre la mesa los temas de la verdad, del ocultamiento y del relativismo de nuestras certezas. En una palabra: premisas caras para el pensamiento filosófico de Heidegger.
Como rasgo adicional, la puesta en escena recurre tres veces sobre una misma situación. Esto pone en tensión los principios opuestos de determinismo e incertidumbre que definen nuestro discurrir por el tiempo, un poco a la manera del díptico cinematográfico Smoking / No smoking (Alan Resnais, 1993), o del filme Corre, Lola, corre (Tikwer, 1998).

Los personajes de Manuel y Sofia en la escena en la que se cuestiona la epidermia y trivialidad extremas de los medios de comunicación.


Libertad y revelación
“¿Ser existencialista o ser metafísico? Esa es la cuestión”, diría un filósofo. Pertenecer al primero de los dos bandos es llevarse de guiños y piquetes de ombligo con el pensamiento de Nietzsche, Unamuno, Leopardi, Schopenhauer, Kierkegaard, Heidegger y Cioran. En cambio, figurar en el segundo grupo implica embelesarse con las premisas de Platón, Kant, Hegel y Husserl, entre otros.
En ¿Y si Heidegger no hubiera muerto?, Roberto Briceño se pronuncia claramente por el primero de los dos grupos. Y lo hace con vehemencia al poner en operación uno de los postulados clave de Heidegger, a saber: que “la libertad no es la licencia para poder hacer o no hacer (…)”, sino que “la libertad, antes que todo esto, es el compromiso con el develamiento de un ente como tal”.
En efecto, entre disimulos, ignorancias y hasta “actos fallidos”, en esta obra el personaje de Fernando oculta a los demás y, en el extremo, hasta a sí mismo, un hecho fundamental: la verdadera identidad de esa desconocida “Beatriz” que había sido intuida, prefigurada y convocada por su amigo Manuel.
En la revelación de esa realidad oculta, que llega al final de la puesta en escena, confluyen absolutamente todos los elementos propuestos a lo largo del trabajo: el tema de la mentira, de los “lapsus”, de esas “maneras” individuales que llegan a segregar a un individuo cuando no se ajustan a las “maneras” colectivas de la sociedad en la que vive, así como el relativismo en nuestras apreciaciones sobre cuanto experimentamos.

Los personajes de Fernando y Martha.

Procesos y resignificación
Innegablemente realista en su temperamento, esta versión actualizada de ¿Y si Heidegger no hubiera muerto? es un corte de mangas con respecto al concepto original de la puesta, hace una década.
Más allá de los contenidos descritos hasta aquí, este otro hecho es importante.
Hace unos diez años, en el Conservatorio de Las Rosas, se presentó este trabajo por primera vez. El texto era prácticamente el mismo, pero la forma de resolverlo escénicamente tenía grandes deudas con la estilística del grotesco criollo, a la sazón objeto de entusiastas exploraciones por parte de Briceño, que a través del mismo daba cauce a un definido interés por la plasticidad visual del montaje en términos fantásticos (casi diría que pánicamente extravagantes a la hora de cuestionar y aún de provocar, subversivamente, las premisas del teatro convencional).
Hay que recordar que de ese periodo, más o menos, datan otros trabajos de Briceño como El extraño jinete (Michel De Ghelderode, 1958) y Mateo (Armando Discépolo, 1923), a los que se añadirían experimentos contestatarios como El guayabo peludo (Silvia Peláez, ¿1994?) y Delicias y tormentos de la carne (Fernando Arrabal, 1983, en la que dirigió Juanjo Segurajáuregui, pero donde Briceño encarnó a un bonaerense comisario Borges que aún recuerdo bien).
En breve, desde este otro punto de vista, ¿Y si Heidegger no hubiera muerto? vale adicionalmente como el testimonio de un proceso en el que Roberto Briceño ha ido asentando sus hallazgos e intereses, transitando desde ámbitos de inspiración expresionista hasta llegar al momento actual, en el que su trabajo apunta a una resignificación del realismo y cuyas raíces bien pueden remontarse a su versión de Marsal, Marsal, de Sanchis Sinisterra, también realizada en los años noventa.
Esta resignificación se da ahora con el respaldo de las premisas del “teatro de la presencia”, concepto que debemos a autores como Brook y Grotowsky. Uno de los resultados de este “teatro de la presencia” (aunque no es el único resultado) consiste en que el espacio íntimo, lúdico, de cada actor, no interfiere con el espacio escénico que comparte con sus colegas en acción. De alguna manera el espacio personal del actor se disuelve porque todo es “personal” (el espacio íntimo, el escénico y el teatral, lo tres fundidos por la conciencia que el actor y su personaje cobran a partir de procesos de “un saber hecho de experiencias” que fortalecen la construcción de las formas y que transforman radicalmente la misma noción de “representación”).
¿El meollo de todo esto? Pues que al transformarse la experiencia de esta forma, inmediatamente todo el entorno del actor cambia a la par que su conciencia y su misma eficacia artística: el espacio escénico deviene espacio teatral y este último también es rebasado hasta transformarse en un espacio público, abierto, en el que el actor derriba la cuarta pared e incluye al público en sus acciones. Se trata de una búsqueda que procura llevar la veracidad escénica a sus últimas consecuencias. Una cumplida noche inaugural.

EN VIDEO: La escena de apertura de ¿Y si Heidegger no hubiera muerto?, el sábado en La Bodega..


Recursos en la red


Para quienes deseen ahondar un poco más en temas y cuestiones planteados por ¿Y si Heidegger no hubiera muerto? propongo los siguientes vínculos, todos actualizados y asequibles en la web:

Semblanza filosófica de Heidegger (por Elena Diez de la Cortina)
Una introducción virtuosa porque se mueve en el filo de una sencillez muy asequible, pero que no trivializa su tema. El material dedicado a Heidegger se localiza en el muy aceptable portal de divulgación filosófica Cibernous.com, en:
http://www.cibernous.com/autores/existencialismo/index.html

Nietzche: la invocación de la mentira (por Alberto Constante).
Un documento importante para el contexto de uno de los temas de ¿Y si Heidegger no hubiera muerto? El material puede ser consultado en formato pdf en:
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/constante41.pdf

Heidegger y Lacan (por Rolando Karothy). Este texto revisa la obra del filósofo de Friburgo en el contexto de su influencia para el revolucionario pensamiento psicoanalista de Lacan y el tema de la verdad y el ocultamiento; su redacción es lo bastante clara para que ciertos conceptos esenciales sean comprendidos prácticamente por cualquier “no especialista”. El documento en:
http://www.efba.org/efbaonline/karothy-06.htm

La fundación hermenéutica de un estilo posthumanista de lecto-escritura entre Heidegger y Derrida: una cuestión ético-política (por Simón Royo Hernández, investigador postdoctoral por la UNED).
He aquí un texto más especializado, que será sin duda “oscuro” para los no filósofos, pero que sabrán agradecer los curiosos más avezados en estas lides. Más todavía porque incide en su tema desde una perspectiva políticamente despierta. El material en:
http://saavedrafajardo.um.es/WEB/archivos/AEEFP/Comunicaciones/034.pdf

Desde la más absoluta y más forzada independencia (de Arturo Ruiz Ortega).
Finalmente, aprovecho este momento y este tema para recomendar este blog, que es la continuación de un proyecto que Ruiz Ortega comenzó, insólitamente, en el sitio Facebook (¡quién lo dijera! un espacio con las neuronas operando desde un portal tradicionalmente dedicado a las triviales redes sociales). Un buen punto de partida para cualquier “simple mortal” que comienza a interesarse en la filosofía y el arte. La dirección en: