Pero, bien visto, era inevitable. Después de todo, de una pobre y escuálida cosa amorfa no se pueden esperar proezas o maravillas.
Como sea, y parafraseándola, El presente es mercenario si, ya tan difícil como lo vivimos a diario, encima nos lo van a maquillar y a revender desde un tema como El futuro es milenario, insólitamente firmado al alimón por un Aleks Syntek del que no cabían sorpresas y un Jaime López que ojalá se hubiera muerto a tiempo para ahorrarse y ahorrarnos el oso de verlo convertido en manso y comodino “yesmen” de los hombres del billete.
Por lo pronto, tras las primeras reacciones adversas al “Tema oficial del bicentenario”, la SEP ya se echó para atrás y, desdiciéndose de sus palabras del miércoles, cuando la rolita fue presentada a los medios, ha declarado que la canción no representa las conmemoraciones de este año. A su vez, Aleks Syntek tuvo qué abandonar su cuenta en Twitter y desactivar los comentarios en el post de Youtube donde subió un video con el tema porque (¡pobrecito!) no aguantó lo tupido de las críticas a lo largo de las últimas horas, de las que dijo eran “como arañazos a mi corazón”.
Pero los verdaderos villanos de esta historia no son Aleks Syntek y Jaime López… aunque lo cómplices nadie se los quita, especialmente al tarugo del segundo, que se prestó a sabiendas para una cosa tan indigna.
Acerca de esto, la parte que duele es precisamente la de un Jaime López que, tirando por la borda cuanto construyó en las últimas décadas, como una de las voces marginales más genuinas e inteligentes de la canción informal mexicana, y ya convertido en proxeneta de la música, acaba de entregar lo más valioso que tenía a cambio de unos pesos. Mi pregunta para él sería, dada la magnitud de los daños: ¿y, ahora, qué vas a vender para la próxima? ¿Las náylons?
Mejor te hubieras ido a cabaretear.

EN VIDEO / El futuro es milenario

La rola en todo su esplendor. La Secretaría de Salud recomienda prudencia y el uso preventivo de antidepresivos.

Pero, como decía, en realidad los “malos de la película” no son Aleks Syntek y Jaime López, sino el gobierno mexicano y su comisión para los festejos centenarios y bicentenarios de este año, porque fueron tales instancias las que hicieron un millonario contrato único, en el que van incluidas todas las celebraciones conmemorativas de 2010, con la firma australiana Instantia, de Ric Birch, que es a la que tenemos que darle las gracias por el numerito que estamos capoteando.
En efecto, muy preocupada por las cuestiones de imagen, la federación le soltó a Birch (al fin se supo) nada desdeñables 580 millones de pesos para que los australianos pudieran venir a mostrarnos cómo se organiza un espectáculo conmemorativo nacional como el que se merece el pueblo de México. Y esos trasnacionales del glamour especializados en aperturas olímpicas y de mundiales de futbol, nada tontos, simplemente tomaron el dinero y se pusieron a confeccionar puros espejitos y otras bisuterías: mega-pantallas, pirotecnia, mucha multimedia y cancioncitas de plástico como la que hoy nos ocupa. Con eso dejaron satisfecho al gabinete que encabeza el moreliano Felipe Calderón.
Y el motivo de la satisfacción gubernamental con semejante oferta es tan obvio como insultante. Se trata, simplemente, de hacer de los festejos un espectáculo, es decir: pura evasión.
Esta es, a fin de cuentas, la parte que lastima más profundo. Ante una patria en bancarrota (aquejada por una genuina quiebra social, que es tan grave como la económica), es degradante la ceguera voluntaria con la que el gobierno, los empresarios de Instantia (apoyados a su vez por el mainstream del empresariado nacional, con Televisa y TV Azteca por delante) y los artistas que trabajan por encargo como López y Syntek, le dan la espalda olímpicamente a esta realidad e intentan puerilmente proyectarnos a milenios por delante para ofrecernos el consuelo de “no hay tos; si hoy la patria está jodida, dentro de diez centurias nos vamos a estar riendo de todo esto”.
El resultado de esta forma de pensar y de actuar, ya se ha oído, es un disparate infame.

¿El problema, desde un punto de vista del sentido? Sí, el asunto es absolutamente claro y simple. Se reduce a lo siguiente: no hay una sola emoción genuina, ni en el discurso textual ni en la estructura musical de El futuro es milenario.
El problema, tanto en la música como en la letra, es que las dos derraman un optimismo frívolo e irresponsable absolutamente postizo. Así es desde el mismo título, que reza: El futuro es milenario. ¿Lo es? Bueno, asi, en abstracto, claro que sí. Pero ¿lo verá la configuración nacional que hoy llamamos México? Es decir, ¿México será milenario? ¡Ah! Esa es otra cosa. Ahí sí, quién sabe, aunque desde esta perspectiva las probabilidades se reducen apresuradamente.
El título (y la canción entera en sí) padece el famoso síndrome del “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Y es que, hasta donde podemos inferir a partir de la experiencia directa y de un análisis que eche mano de por lo menos un par de neuronas sanas, la realidad es que a México ya se lo cargó el payaso. Y los únicos que no se dan cuenta de esto son los pocos (poquísimos) rumiantes fresosos de nuestras clases media y alta, a quienes su sueldo y la aparente estabilidad de su tren de vida les hace suponer que todo marcha de maravillas y que el porvenir les pertenece porque son emprendedores y empresarios.
Caro les va a costar ese comodino error de juicio (y con su pan se lo coman, a su debido tiempo). Pero mientras tanto, la verdad es muy distinta. El futuro delante de nosotros es lapidariamente breve. Está acotado por los cada vez más amenazadores vacíos de autoridad en el ámbito de nuestras instituciones; por la escalada de la violencia y la inseguridad en el país; por el irreversible desgarramiento de nuestro tejido social (que vivimos cotidianamente en nuestras escuelas, nuestros centros de trabajo, en nuestros hogares, en nuestras relaciones...) y, de manera muy señera, por esa nueva y perfeccionada forma de facismo que se agazapa, disfrazada, detrás de esas entidades a las que incomprometidamente el gobierno llama “Crimen Organizado”, a través de cuyas arterias ocultas circulan las novedosas formas de control y asunción del poder desde una perspectiva que ya ni siquiera es nacional, sino completamente trasnacional.
Ante una realidad así, el optimismo de Syntek y López no es sino la ofensiva y sospechosa estrategia del avestruz. Ofensiva porque, si se dicen mexicanos que festejan y luchan a favor de la mexicanidad, pues ¡qué falta de tanates para entrarle al toro por los cuernos! ¿no? Y sospechosa porque ese “cerrar los ojos” ante problemas tan evidentes, ¿no será parte de la misma lógica que mantiene a nuestras crisis en pie?.
Ese es el gran paso en falso de una cancioncita pop, inocua, inofensiva (pero no inocente), que no ayuda en nada a enfocar la dramática situación que sobrellevamos justo en este año de conmemoraciones emblemáticas y porvenires inciertos.

EN VIDEO / Synteks y Jaime López: declaraciones previas

El autor de la música, Aleks Syntek y el autor de la letra, Jaime López, en un clip previo al lanzamiento de El futuro es milenario. ¡Qué papelón!

En un video preparado poco antes de que fuera oficialmente presentada la canción y que fue emprendido por y para el voluntariado del Bicentenario por la empresa Instantia (es el video que aparece arriba de estas líneas, pero el enlace también queda abierto dando click aquí), Syntek y López se echan un rollito, y ni a cuál irle de más vacío.
Syntek, en una intervención de 5:42 minutos, afirma cosas como estas:
“(La canción) tiene espíritu de huapango actualizado con sonidos del 2010. La letra transmite unidad, amor por nuestro país, por sus valores, por su gente”.
“Más allá de ideologías, de formas de pensar, de juicios, creo que está nuestro gran corazón por ver a México en otra situación, en otro momento, en una sintonía de armonía y de cariño de todos los mexicanos, que habemos muchos con un corazón grande luchando porque este nuestro gran y bello México sea el que queremos ver”.
“Esta canción espero que sea un himno a ese espíritu de renovación y lucha constante”.
“El feeling es de fiesta. Es la celebración del ciudadano mexicano. Quiero compartirles mi alegría y mi agradecimiento, porque gente como ustedes es la que hace México. Me uno a ustedes como un mexicano más que tengo fe, grandes planes para contribuir con México”.
“Hay que seguir pa’delante y hay que seguir luchando en pro de México, de la familia mexicana, de nuestras mamás, de nuestras abuelas y de los niños hermosos mexicanos que necesitan mucho de nosotros y de nuestro cuidado. Esto es sólo el comienzo de una nueva era, de una nueva etapa. Estoy seguro que estamos por empezar un renacimiento de este siglo XXI que está comenzando, que ya comenzó, y que tiene que venir un cambio positivo. Y ese cambio empieza por ustedes, por jóvenes y mexicanos como ustedes, que tienen su corazón y su mente puesta con mucho fervor en nuestra gran familia de México, en nuestra sociedad hermosa y espiritual y llena de corazón”.
En resumen: puras buenas intenciones que, en primera, no se alcanzan a proyectar en la canción y que, en segunda, no van más allá de lo que dictan los manuales motivacionales al uso, de esos que sólo sirven para crear esclavos contentos.
De cualquier forma, tras escuchar a Aleks en este video, se me viene a la mente una única, breve y sucinta petición: Querido Aleks Syntek: que el cambio del que hablas comience con el cambio de canción, porque El futuro es milenario da roña de tan feíto.

EN VIDEO / La primera parodia al tema

Apenas este sábado, hacia las 20:00 horas (tiempo del Centro de México), el usuario FLstudioMexico subió a su canal de Youtube esta que se augura la primera de muchas, muchas, muchas parodias al malhadado tema de la mancuerna Syntek-López.

El caso de Jaime López en el mismo video (reducida su intervención a sólo 3:20 minutos), no es menos patética. Dice el autor de Chilanga banda:
“Quien olvida su pasado está condenado a repetir errores. Creo que el futuro empezó desde antier. Somos esto por lo que fuimos, aunque a veces se nos olvida. Pero pues allá vamos. Si tenemos un gran pasado, quiere decir que el futuro es milenario y está, igual, por forjarse una historia que, pues, lástima que ya no voy a estar para comprobarlo… ¡pero ahí me la platican! En el Más Allá hay un gran lugar para ustedes también; yo me voy a ir adelantando un poco, dentro de unos sexenios… ¡pero allá nos vemos!”
Así está el nivel del discurso. Y nada de esto tendría importancia de no ser porque el affaire El futuro es milenario no hace sino mostrar, monda y lironda, la situación que priva exactamente en todos los demás ámbitos de la realidad mexicana de este 2010: vacíos de poder, vacíos de ideas, de autoridad, de discursos… Sólo hay un río revuelto en cuyas turbias aguas se están cebando los fuereños vivarachos (para variar) a costa de nuestra confusión.

EN VIDEO / Otra aportación al trabajo de Syntek-López

Variaciones de tratamiento icónico, en un intento de hacer más verista el optimismo babas del tema original. El esfuerzo fue infructuoso, pero se le agradece al usuario rtame, en su portal de Youtube.


Mi Otro Yo, ese que se la vive pitorreándose de mí mismo y de mis poses, de mis ideas o de mis estados de ánimo, me está mirando de reojo en este preciso instante. Me dice:
— ¡Cálmate, Masiosare! ¡Dales chance, pinche Lobo ardido y aguafiestas! ¿No ves que la panza es primero? Y para cumplirle a la panza, aquí tienes que vender lo que sea: tachas trasquiladas, fayuca de segunda, alcohol rebajado, cancioncitas babosas, gasolina adulterada, boletos de reventa, programas de gobierno, refacciones robadas, alianzas políticas, chicles y pistaches… cualquier cosa, con tal de que te hagas de un capitalito. Porque en este México de 2010, si de perdis no eres un mini–empresario y no levantas tu changarrito, no eres nadie.
Como de costumbre en estos casos, le doy sus semillitas de girasol a mi Otro Yo (me parece recordar que Oliverio llevaba al suyo a “darle de comer a la nutria” en El lado oscuro del corazón), para que se aplaque, pero de todos modos intento arrullarme un instante en el shala lalala-lá del estribillo. No vaya a ser que el del error sea yo.
Mmmh… ¿Conque “el futuro es milenario”? Ah… Y esas imágenes de calles de fiesta, donde se disuelven las diferencias… No, pos sí. Ta’ chida tu nube. A ver: ve y cuéntasela a las madres, esposas y hermanas de tantos muertos. A las familias de los desempleados, a todos esos jóvenes que egresan de escuelas absolutamente inútiles porque descubren que estudiar, en México, ya no es garantía de inserción ni de movilidad social.
¿Tenemos motivos para festejar a México? A fin de cuentas, yo creo que sí… pero me queda muy claro que no es el México de Aleks Syntek y Jaime López (que es lo mismo que decir el México que se quiere imaginar el gobierno y el que nos ofrece Instantia), sino el de a deveras.
Moraleja: ¡Que viva México!, sí.
Pero el de los mexicanos, no el de los medios.


EN VIDEO / Les Luthiers revelan en exclusiva cómo
compusieron Syntek-López su El futuro es milenario