Festival Nacional de Títeres de Morelia

Para títeres

… y titiritero

César Tavera, de Baúl Teatro, mostró los entretelones del guiñol en una audaz y lúdica segunda función del festival

Una imagen del titiritero neolonés César Tavera, del grupo Baúl Teatro, durante su intervención en la segunda función del Festival Nacional de Títeres de Morelia.

Confirmando la sabiduría de sus 25 años como titiritero al frente del grupo neolonés Baúl Teatro, el realizador regiomontano César Tavera ofreció una función deslumbrante el martes, en la segunda jornada del Primer Festival Nacional de Títeres.El autor brindó el unipersonal Guiñol de París, una fábula en torno a las relaciones filiales. Sin embargo, lo más interesante de la función fue que, en un rapto absolutamente audaz, Tavera optó por despojar al teatrino de su faldón de tela para que los espectadores pudieran presenciar, no sólo el trabajo de los títeres, sino el del titiritero, quien quedó expuesto a la vista del público: vulnerable, pero a la vez poderosamente protegido por el dominio absoluto de su arte.

Despojado de su faldón de tela, el teatrino permitió que el público contemplara, íntegro, el trabajo del titiritero en una experiencia que demostró que la imaginación y la atención, como atributos activos, no dependen de lo que generalmente se le ofrece al público en forma pasiva.

De lealtades filiales
Echando mano de títeres de guante, a la usanza más tradicional del arte del títere en Occidente, Tavera narró la sencilla anécdota del Señor Guiñol y su hijo Guillermo, quienes deben cruzar un cerro poblado de ratas, pozos y demonios para visitar al abuelo paterno con motivo de su cumpleaños.
Temáticamente, la historia se ocupa de la importancia de las relaciones al interior de la familia, ya que padre e hijo sostendrán un conflicto que será resuelto cuando ambos deban unirse y reconocer sus lazos de lealtad para enfrentar a uno de los demonios que habitan en despoblado.La anécdota, bien problematizada, aprovechó recursos guiñolescos centenarios, como el del gag del golpe y porrazo, pero estos y otros recursos se abrieron a una tensión particular en el momento en que Tavera se despojó de los telones y permitió que niños y adultos se hicieran cómplices de su trabajo como actor y titiritero.

Al término de la función, el director de Baúl Teatro convivió con los niños y paterfamilias que subieron al escenario a felicitarlo.

Una noche lúdica
El rasgo esencial de la noche fue el ludismo. La velada había comenzado como una sesión didáctica en la que el realizador compartió con los niños algunas definiciones de la técnica de los títeres, para familiarizarlos con la herramienta.
Más adelante, apenas comenzando la función, a la hora de asumir la difícil decisión de desnudarse artísticamente ante la concurrencia, lo que Tavera realmente hizo fue convocar a todos a sumarse al juego. Un juego activamente imaginativo, a través del cual el creador norteño mostró cómo la imaginación es un atributo integrador que devela o invisibiliza selectivamente parcelas enteras de experiencia, en correspondencia con los procesos de los cuales está tomando parte.
Hace apenas unas semanas, durante el taller que impartió en Morelia Abraham Oceransky, el realizador veracruzano advertía a los alumnos que, exceptuando el caso de los verdaderos maestros de la actuación, lo común es que los actores más cobardes sean aquellos que prefieren ocultarse detrás de una máscara, olvidando que las máscaras no disfrazan, sino que revelan, pero que los más cobardes de todos los actores eran los que trabajaban con títeres y marionetas.
La observación de Oceransky era formulada en el contexto de un taller en el que se estaba invitando a los participantes a hacerse conscientes de la enorme riqueza expresiva del lenguaje no verbal implícito en nuestros cuerpos.
La anécdota viene a cuento porque en las primeras tres jornadas del Festival Nacional de Títeres de Morelia hemos sido privilegiados testigos de grupos y titiriteros que no son en absoluto “actores cobardes” (porque sí los hay), sino genuinos oficiantes de altísimos ritos imaginativos, vivos, inteligentes y juguetones.Tres extraordinarias jornadas.



EN VIDEO

Un breve atisbo en video al quehacer del titiritero neolonés César Tavera

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