Abuelita Lo-Fi
La risueña realización

EN VIDEO g Abuelita Lo-Fi

Abuelita Lo-Fi (Islandia/Dinamarca, 2011. Dirigen K. B. Kristjánsdóttir, O. Jónsson, e I. Birgisdóttir) g Sábado 21, 19:00 horas, Auditorio José Rubén Romero g Domingo 22, 18:00 horas, Museo del Dulce.


Bienvenidos a la casa de la abuelita más locochona y emprendedora de Islandia, en el noreste europeo; una amable ancianita que, ya octogenaria, en los últimos diez años se ha ido transformando en una figura de culto dentro de la música pop de aquel país.
Armada tan sólo con un vetusto teclado Casio de allá por el neolítico, implementos de cocina, juguetes, aparatos electrodomésticos, sonidos de su entorno (de la batidora a las aspas del helicóptero o el arrullo de las palomas), tecnología informática y una candorosa creatividad despojada de cualquier pudor, esta risueña mujer ha hecho realidad el más amable de los sueños del Siglo XXI: desde la comodidad de su hogar se ha transformado en una prolífica compositora que a partir del año 2001 ha grabado unas 600 melodías y canciones recopiladas en casi sesenta álbumes. Algunos de estos trabajos han tenido el honor de inspirar a artistas como Björk, Slow Bolw, Sigur Rós y Múm.
Su nombre es Sigridur Níelsdóttir y protagoniza un documental absolutamente jocoso, ligero e inspirador: Abuelita Lo-Fi, con el que la gira Ambulante inauguró esta noche de jueves sus actividades en Morelia.
Inscrito dentro de la sección Observatorio, en la que figuran títulos que plantean formas alternativas de advertir y plasmar realidades, Abuelita Lo-Fi (Amma Lo-Fi, 2011, de los incipientes cineastas Istín Björk Kristjánsdóttir, Orri Jónsson e Ingibjörg Birgisdóttir dirigiendo al alimón) es un filme que se concentra en registrar el proceso creativo de esta mujer de la tercera edad y en jugar mucho con las posibilidades visuales. Varias animaciones y collages inspirados en dibujos y diseños realizados por la propia Sigridur Níelsdóttir sazonan el metraje de apenas 62 minutos y acompañan canciones, melodías y anécdotas.
Fríamente visto, el filme es apenas otra historia de éxito. El retrato fugaz de una triunfadora. Digamos, un largo pero ameno comercial. El material nunca nos dará, por ejemplo, una semblanza amplia y significativa de la historia de esta mujer. Se limita a mostrar unos cuantos episodios de su vida (como su estancia de ocho años en Sudamérica o el más significativo de sus amores) y el resto del tiempo se va en ocurrencias… muy simpáticas, para qué negarlo, pero nada más.
El resultado es un fresco muy ameno y entretenido, pero no tan sustancioso como cabría esperar… especialmente si uno considera que el filme ha sido emprendido con tomas registradas a lo largo de un proceso de ocho años.
Entre los puntos a favor del filme se encuentra su nostálgico pero eficaz rodaje en antiquísimos formatos de 16 mm y súper-8, para ir a tono con la generación a la que pertenece la protagonista (quien es mitad danesa y mitad alemana), así como el desenfado del discurso, que no aspira a mayores pretensiones. Este último rasgo se puede extender muy bien la música compuesta por la insólita abuelita, que en lo general elabora piezas pop pegajosas y machaconas, atractivas por el timbre de sus no menos insólitos “instrumentos”.
Una película entretenida, que nos muestra a una mujer cuya vida cotidiana tiene algunos rasgos tan divertidos e insólitos como la música que compone y cuyo mayor atractivo, para el cual las palabras sobran, es el cautivador y permanente brillo de su mirada. Una película documental que roba corazones… aunque al cerebro le quede a deber.

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