Imagen de Hylozoic Soil, de Phillipe Beesley, presente en la muestra.

Integrada por instalaciones ‘inmersivas’ e interactivas, ambientes ‘inmersivos’ audiovisuales, mecanismos de vida artificial e intervenciones en sitio específico, creados por 25 artistas de distintas nacionalidades, la muestra (In)posición dinámica pretende activar diversos espacios de la ciudad de México y proponer un diálogo con ocho propuestas artísticas que invitan al espectador a reflexionar sobre el uso y el impacto de la tecnología en la sociedad contemporánea.
La exhibición, que forma parte de la programación de Fmx Festival de México, se presenta desde ayer y hasta el próximo 11 de mayo en cuatro sedes: Laboratorio de Arte Alameda, Centro Cultural España, explanadas del Palacio de Bellas Artes y del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).
En recorrido previo a la inauguración, conducido por Tania Aedo, directora del Laboratorio de Arte Alameda; Karla Jasso, curadora de la exposición y buena parte de los artistas participantes, se indicó que se trata de piezas que buscan transformar la manera en que nos relacionarnos con interfases diversas, cuyo carácter de herramienta no sobrepasa el de la temática; cuestiona las acciones por las cuales toda tecnología es absorbida, normalizada e incorporada a la práctica de la vida cotidiana, respondiendo a través de estrategias de acceso y no de consumo.
Así, el visitante vivirá experiencias que van desde espacios que desorientan la percepción para llevarlo a arquitecturas psicodélicas de luz pura; a arquitecturas que se presentan como organismos vivos y autónomos, también reinterpreta la historia de la investigación artística en torno a conceptos científicos más actuales, como es el caso de la vida artificial (Alife), la robótica y la visualización de procesos de telecomunicación en localidades específicas.
Esta primera presencia de Ars Electrónica (la muestra de arte electrónico más prestigiosa del mundo) en México, que incluye programas interactivos, conferencias, talleres y una publicación, cuenta con la colaboración de la Comisión Europea, la UNAM, el Laboratorio de Arte Alameda y el Centro Cultural de España.
(In) posición dinámica está integrada por las piezas Telefonías, de Mariano Sardón; Life Winter, de Christa Sommerer y Laurent Mignonneau; Hylozoic Soil, de Phillipe Beesley; Zee, de Kurt Hentschlager; Solar, de Rejane Cantoni y Leonardo Crescenti; Corpora in si(gh)te, del colectivo doubleNegatives Architecture; Apnea, de Iván Abreu; y 19°18’51’’ N, 99°11’7’’ W, de Pablo Valbuena.

El arquitecto canadiense Phillipe Beesley, autor de Hylozoic Soil

El arquitecto canadiense Phillipe Beesley, señaló que Hylozoic Soil se presenta a manera de un “engranado textil” que señala procesos de hibridación de formas de la naturaleza realizadas con materiales tecnológicos. Los materiales son colocados a manera de bosque artificial en donde el “tejido” actúa como interconexión de matrices de componentes mecánicos, redes de sensores y actuadores que responden al movimiento de los visitantes mientras éstos se desplazan por la instalación.
Indicó que es también un espacio de inmersión que utiliza una red de sensores activados por docenas de microprocesadores que generan oleadas de movimientos sutiles hacia los visitantes que se adentran en la instalación. Aparecen así, diferentes niveles de actividad programada que fomentan la emergencia de una conducta espacial coordinada: responden con acciones específicas ante las acciones locales. El bosque se revela entonces como un organismo latente.
El trabajo de investigación que realiza Beesley, a través de sus instalaciones está dirigido a la integración de sistemas de control con mecanismos de respuesta inteligentes. De igual manera, se inscribe en lo que hoy se denomina responsive architecture, “una nueva investigación arquitectónica que utiliza sistemas tecnológicos para generar espacios de relación y de respuesta con quienes la habitan, así como con diversos factores ambientales”.

Por su parte, el artista austriaco Kurt Hentschlager presenta Zee, espacio lleno de humo artificial, pulsaciones de luz, estroboscopios y sonidos; es una experiencia de inmersión que provoca desorientación total de la percepción. El público entra en un espacio lleno de niebla muy densa, de modo que los límites de la arquitectura quedan totalmente oscurecidos. Los dispositivos estroboscópicos y las pulsaciones de la luz crean, a través del humo, estructuras cinéticas en constante flujo.
La primera impresión que se tiene al entrar en Zee, es la de estar en medio de una arquitectura psicodélica de luz pura; se presenta como una especie de paisaje luminoso y abstracto que rodea a los visitantes de una manera aparentemente holográfica, sin que exista ninguna pantalla o dispositivo de proyección.

Rejane Cantoni y Leonardo Crescenti, autores de Solar, la describen como una plataforma robótica de carácter interactivo e inmersivo. Está diseñada para “simular” las cualidades e intensidades de la luz solar en relación con el espacio-tiempo del ser humano. En el centro del espacio hay dos arcos de metal (uno móvil y otro fijo) con rieles, sobre los cuales se desliza un reflector, cuyo movimiento es resultado de la interpretación que el sistema realiza a partir de datos introducidos por los usuarios.
Sobre la pared del fondo se realiza una proyección panorámica que deja ver las coordenadas geográficas de la Tierra, igualmente cambiantes, según las latitudes y longitudes introducidas por el público. La interacción puede realizarse de dos maneras: en la primera, el visitante puede introducir al banco de datos una posición geográfica y horario determinados al pisar la interfase colocada sobre el piso de la instalación; en la segunda, se verbalizan los datos que serán captados directamente por un dispositivo de reconocimiento de voz programado.

Corpora in si(gh)te, del colectivo doubleNegatives Architecture, es una instalación híbrida, cuya visualización se logra a partir de tecnología de realidad aumentada. Para su realización se coloca una red de sensores en los alrededores del lugar de exhibición.
A través de ellos se captura información sobre el medio ambiente (grados de humedad, temperatura, luminosidad, velocidad del viento, ruido, etc) que son procesados por un software y traducidos en los nodos que articulan dicha red de sensores. Los nodos son como “semillas” de una arquitectura virtual que crece y se adapta, toma decisiones autónomas y da lugar a estructuras arquitectónicas tanto al interior del lugar de exhibición, como al exterior del mismo.

Solar, de Rejane Cantoni y Leonardo Crescenti.

Apnea, del artista mexicano Iván Abreu, es una instalación en el espacio público que genera topografías dinámicas a partir de una superficie elástica que basa su comportamiento en los ciclos de presencia/ausencia de aire en los sistemas de ventilación del Metro. De manera paralela, genera una red de información vinculada a procesos programados, cuya visualización se presenta en dos polos del Centro Histórico, el Laboratorio Arte Alameda y el Centro Cultural España.
En la explanada del Palacio de Bellas Artes se encuentra uno de los ductos de aire más grandes del Metro capitalino. Colocada en las rendijas de dicho respiradero, Apnea es una superficie elástica articulada con 900 pequeñas hélices que forman una red en constante dinamismo. Funciona a partir de principios aerodinámicos y cada vez que el Metro pasa, la expulsión relativa y de intensidad variable de viento, provoca un efecto directo en las hélices (cuerpos sólidos) y las hace girar.

Por su parte, Life Winter, de Christa Sommerer y Laurent Mignonneau (Austria), es una instalación interactiva que cuestiona los límites entre lo artificial y lo real, al tiempo que señala la creación-simulación de vida artificial. Consta de una mesa y silla, una máquina de escribir antigua y una pantalla de proyección hecha a partir del papel que se coloca en la propia máquina. La obra se desarrolla y adapta según la Interactividad del usuario. Cuando el visitante se sienta y comienza a escribir, las letras y/o palabras que teclea se proyectan sobre el papel (sensible a la luz), y se transforman en criaturas con forma de insecto cada vez que se empuja el rodillo de la máquina. El comportamiento y movimientos de las criaturas están determinados por el texto, mismo que actúa como una especie de código genético.

Telefonías Mx, de Mariano Sardón (Argentina), es un proyecto de investigación sobre la conmutación, la distribución y el acceso a las telecomunicaciones en la zona del Zócalo de la ciudad de México.
Consiste en una instalación de tuberías transparentes, conectadas a una bomba peristáltica, por las que circula agua coloreada con burbujas de aire que son producidas por las llamadas originadas y recibidas en la zona. Cuando alguien hace o recibe una llamada celular, el evento se registra e introduce aire en las tuberías que conforman la instalación. Los datos son enviados a través de la red a una computadora que controla la obra tanto en su parte de instalación (las mangueras), así como las visualizaciones de datos proyectadas en el Centro Cultural de España.

Pedro Valbuena (España), presenta (19°18’51’’ N, 99°11’7’’ W), instalación en sitio específico que superpone a la fachada del MUAC una cartografía cinética, su propia representación abstracta. Con el dibujo de un plano sobre la arquitectura de referencia, se extiende la ciudad real hacia la ciudad virtual. El medio utilizado es videoproyección, pero más allá de lo técnico, el trabajo se basa en herramientas tan antiguas como la perspectiva o el trampantojo que funcionan manipulando la percepción del espectador.

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