Caso Museo del Estado



A causa de esa demora, la averiguación previa penal número 299/10, que se ocupa de este segundo delito en el museo, se levantó hasta el pasado jueves 10 de junio en la mesa 1 de la XXII Agencia del Ministerio Público, es decir, 17 días más tarde.
Dado el lapso de tiempo transcurrido entre el robo de las prendas arqueológicas y su denuncia, muchas evidencias de primera mano han desaparecido de la vitrina, acerca de la cual la dirección del Museo del Estado tampoco giró instrucciones en su momento para que fuera protegida, a fin de que las autoridades policiacas pudieran emprender sus investigaciones debidamente en pos de pistas, como sí se hizo en el caso del sitio donde estaba la presea Generalísimo Morelos.
Por si esto no bastara, el director del Museo del Estado, sociólogo José Luis Aguilera Ortiz, también ha falseado sus declaraciones, tanto a los medios de comunicación que lo hemos entrevistado como a las autoridades judiciales (a través de lo que aparece en la Averiguación Previa Penal), porque en todos los casos afirma que “no se sabe con exactitud la fecha (…) en que fueron sustraídos los objetos”, cuando las resguardos de sala responsables del turno de fin de semana y del turno matutino de la sección de Arqueología, Mónica Vázquez y María Cleotilde (Coty) Valle Carrillo, afirman que los collares robados estaban en su sitio tanto el domingo 23 como el lunes 24 de mayo. Fue hasta el martes 25 cuando se descubrió que ya no se encontraban en su sitio.

Profeta de malas nuevas
Qué triste es ser profeta del desastre. Aquí lo escribí el pasado lunes 7 de junio: “¿Hará falta que comience otra rachita de hurtos, como la de 2007 (qué sospechosa fue, por cierto), para que los museos del Gobierno del Estado dejen de ser la caricatura de sí mismos en que están convertidos y garanticen la seguridad del patrimonio que alojan, y que es la memoria y la historia de todos los michoacanos?”.
Y proferí esa frase, más con ironía que otra cosa, a raíz de que también aquí en mi blog y en el semanario Opción de Michoacán di la exclusiva del hurto de la presea Generalísimo Morelos.
El post se localiza más abajo, en esta columna, o pueden acudir a él dando click aquí.
El caso es que lo anunciado se cumplió.


Con imprecisiones, pero se ventila
en medios locales un segundo robo
Fue el pasado jueves 10 de junio, es decir, tres días después de la exclusiva sobre el hurto de la medalla, los rotativos Provincia y La Jornada Michoacán (ambos diarios editados aquí, en Morelia) informaron que, aparte de la presea Generalísimo Morelos que se localizaba en una vitrina en la sección de Etnología en la planta alta del recinto, el Museo del Estado había perdido dos alhajas prehispánicas que se encontraban en la sección de Arqueología, en la planta baja del museo.
Sin duda, la fuente que les filtró la información a los diarios es la misma que me la filtró a mí en ese mismo momento porque en los tres casos, tanto el mensaje de mi fuente como los textos en las ediciones impresas de La Jornada Michoacán y Provincia incurren en la misma errata: afirman que lo que se perdieron fueron dos pulseras o brazaletes, cuando en realidad lo que se robaron del museo fueron dos collares.
En rigor, tanto por lapsus que pueden ser comunes en la talacha reporteril como por imprecisiones de parte de los reporteros o del entrevistado, la información de La Jornada Michoacán y de Provincia está sembrada de erratas.
En medio de esas erratas, sin embargo, en La Jornada Michoacán el reportero Carlos F. Márquez también escribe frases que ya no resultan meras erratas, sino apreciaciones explícita y tendenciosamente falsas… pero de esas me ocupo más adelante. Por lo pronto, para despejar el panorama, ventilo la información exacta y precisa en torno a este segundo saqueo al patrimonio cultural de Michoacán.

Fuentes e información
Los hechos que publico en este post proceden de tres fuentes distintas:
Uno. Las actas levantadas ante el Ministerio Público por el departamento jurídico de la Secretaría de Cultura y que ningún otro periodista ha consultado a pesar de que están disponibles a quien las solicite.
Dos. Sendas entrevistas directas con las dos resguardos de sala encargadas de la sección de Arqueología del Museo del Estado (Coty Valle Carrillo, responsable de esa sección durante el turno matutino de entre semana y Mónica Vázquez, titular del turno de día completo en la misma sección los fines de semana y días festivos), y a las cuales tampoco nadie ha entrevistado, aunque la obligación ética profesional de cualquier reportero es entrevistar a todas las partes implicadas en un hecho.
Tres. Entrevistas con funcionarios de la Secretaría de Cultura adscritos al departamento jurídico de la institución y con el director del Museo del Estado.
Y los hechos son los siguientes:

El segundo robo: la
información precisa
Apenas dos días después de que se descubriera el robo de la primera presea Generalísimo Morelos (emitida en 1942), hallazgo que tuvo lugar el sábado 22 de mayo de 2010, el Museo del Estado fue víctima de un nuevo saqueo que se descubrió el martes 25 de mayo por la mañana. En esta nueva ocasión se trató de dos collares pertenecientes al periodo Preclásico (situado entre los años mil 500 y 200 antes de Cristo, cuando se desarrollan en Michoacán las primeras sociedades de agricultores). Los collares son oriundos de territorios localizados en lo que actualmente son las comunidades de Tzintzimeo y La Mina, en Michoacán.
La descripción exacta de las piezas perdidas en este segundo robo es la siguiente:
Se trata de un collar de cálculos (piedrecitas) de ágata, de unos 10 centímetros de longitud, y de un collar de conchas marinas y piedras ágata, de alrededor de 20 centímetros de longitud.
Ahora bien. Entre el robo de la presea Generalísimo Morelos, probablemente cometido el mismo sábado 22 de mayo en que se descubrió que faltaba la medalla, y el levantamiento formal de la Averiguación Previa Penal ante el Ministerio Público, el martes 25 de mayo, transcurrieron tres días.
Sin embargo, entre la desaparición de los dos collares prehispánicos, ocurrida muy probablemente por la tarde del lunes 24 de mayo, y la denuncia penal formal ante las autoridades judiciales, que fue presentada apenas el jueves 10 de junio pasado, han transcurrido diecisiete días.
El retraso no ha sido responsabilidad del departamento Jurídico de la Secretaría de Cultura, sino del director del Museo del Estado, que dilató esas dos semanas en reunir lo necesario ante el licenciado Francisco Javier Fernández Hurtado, apoderado legal de la Secum para estos casos.


La noticia en Provincia
Mientras tanto, aunque el hurto de los collares se mantuvo en el mayor hermetismo posible, la información se filtró desde el martes 8 de junio por la noche a los medios de comunicación local y el anuncio de este segundo robo al patrimonio michoacano se hizo público el mismo jueves 10 de junio en que la Secum levantaba el acta correspondiente al primer hurto ante la PGJE, cuando los rotativos locales Provincia y La Jornada Michoacán ventilaron la información, pero con distintos detalles erróneos que van desde deslices mínimos hasta declaraciones que no se apegan a los hechos.
En la portada de la sección E (Artes y vida), de Provincia, por ejemplo, el periodista Ricardo Aguilera escribe:

“La sustracción ilegal de piezas en el Museo el Estado es más grave de lo que se pensaba: de la sala de arqueología, esa que resguarda los tesoros prehispánicos, recientemente también fueron sustraídos dos brazaletes de concha y piedra, confirmó José Luis Aguilera Ortiz, director de este recinto cultural.
“Pudimos darnos cuenta de este faltante apenas el domingo pasado (6 de junio), cuando se dio a aviso a las autoridades de la desaparición de la primera Presea ‘Generalísimo Morelos’ de la sala de etnología y se tomó la decisión de revisar el inventario del museo, pieza por pieza”, manifestó el sociólogo de formación.

En el quinto párrafo de esa nota, el reportero puntualiza:

“Es muy difícil precisar cuándo se efectuó este otro ilícito y, mucho más, tratar de ligarlo con la ausencia de la otra pieza” manifestó Aguilera Ortiz.

La única errata significativa del reportero Ricardo Aguilera se refiere a la fecha: el domingo 6 de junio, pero ese error está inscrito entre comillas, en la declaración que le hizo el funcionario público, quien está afirmando que "pudimos darnos cuenta de este faltante apenas el domingo pasado".

Versión de La Jornada Michoacán
Por su parte, el periodista Carlos F. Márquez, de La Jornada Michoacán, publicaba en la página 13 de ese matutino la siguiente información, acopiada en entrevista con el director del Museo del Estado:

“A raíz de que se verificó en el Museo del Estado el robo de la presea ‘Generalísimo Morelos’ que fuera otorgada en 1942 al médico Julián Bonavit Pérez, el personal de dicha institución cotejó las piezas existentes en cada una de las salas con el inventario más reciente del acervo y se detectó el faltante en la sala de arqueología de dos pulseras de concha y ágata pertenecientes al periodo preclásico de Michoacán. Debido a que el registro de piezas fue elaborado hace cuatro años, no se ha podido determinar si la extracción fue reciente o si se realizó años atrás”.

En los párrafos tercero y cuarto de su nota, F. Márquez redacta, textual:

“La ausencia de las piezas se mantuvo inadvertida para los custodios de la sala de arqueología de los turnos matutino y vespertino respectivos al rol de entre semana y para la custodia del turno de fin de semana y días festivos. Fue hasta que se hizo el cotejo entre el acervo existente y el inventario que se percataron del faltante. José Luis Aguilera, director del Museo del Estado, informó que ya se dio aviso del incidente al Departamento Jurídico de la Secretaría de Cultura para que se hagan las adiciones pertinentes a la Averiguación Previa Penal 284/2010, abierta tras la denuncia del robo de la presea Generalísimo Morelos.
El inventario que sirvió de base al cotejo fue elaborado hace cuatro años, por lo que José Luis Aguilera afirma que no es claro cuándo pudieron desaparecer las pulseras y confió en que el momento del robo pudiera determinarse con las investigaciones penales y administrativas que se encuentran en curso”.

Versión en la denuncia penal
Lo significativo de ambos documentos periodísticos es que, en los dos, el director del Museo del Estado, sociólogo José Luis Aguilera, está faltando a la verdad. Lo más grave (y de consecuencias que pueden ser hasta judiciales) es que lo mismo está sucediendo en el acta levantada ante el Ministerio Público el jueves 10 de junio, donde el punto seis de la denuncia señala:
“Es el caso que no se sabe con exactitud la fecha, momento y forma en que fueron sustraidos los objetos materia de la presente denuncia”.

Dos graves errores en la información
que publica La Jornada Michoacán

Lo preocupante en la nota de Carlos F. Márquez en La Jornada Michoacán es que hay dos afirmaciones informativas precisas que no se apegan a la verdad. Y una de dos: o el reportero se tomó libertades inadmisibles al redactar su material informativo o realmente está transcribiendo lo que le dijo el funcionario.
Estas afirmaciones son las siguientes:

A raíz de que se verificó en el Museo del Estado el robo de la presea ‘Generalísimo Morelos’ (…), el personal de dicha institución cotejó las piezas existentes en cada una de las salas con el inventario más reciente del acervo y se detectó el faltante en la sala de arqueología de dos pulseras de concha y ágata pertenecientes al periodo preclásico de Michoacán. Debido a que el registro de piezas fue elaborado hace cuatro años, no se ha podido determinar si la extracción fue reciente o si se realizó años atrás.

En el párrafo anterior, la frase que pongo en cursivas hace suponer que el mismo sábado 22 de mayo o en los días inmediatos posteriores, al revisar el acervo, se descubrió que ya faltaban los dos collares. Eso es falso.
La imprecisión se refuerza con la frase final que detalla:

“Debido a que el registro de piezas fue elaborado hace cuatro años, no se ha podido determinar si la extracción fue reciente o si se realizó años atrás”

Segunda (en el tercer párrafo de la nota):

“La ausencia de las piezas se mantuvo inadvertida para los custodios de la sala de arqueología de los turnos matutino y vespertino respectivos al rol de entre semana y para la custodia del turno de fin de semana y días festivos. Fue hasta que se hizo el cotejo entre el acervo existente y el inventario que se percataron del faltante”.

Esta errata afirma explícitamente que las resguardos de la sección de Arqueología no se dieron cuenta del robo de los collares inmediatamente, sino hasta el presunto cotejo. Pero en la mismísima Averiguación Previa Penal 299/10-1XXII, que recoge declaraciones de las actas administrativas internas emitidas por las dos resguardos, se puntualiza que Coty Valle, encargada del turno matutino de entre semana en la sala afectada, reportó el hecho tan pronto lo descubrió, el martes 25 de mayo, en tanto que Mónica Vázquez, que hace lo propio los fines de semana, levantó su documento el sábado 29, tan pronto hacer la primera inspección de su sala.

La versión de los trabajadores
Estas imprecisiones publicadas por Carlos F. Márquez en La Jornada Michoacán (ya por error del periodista, ya porque recogió la versión del funcionario, que así faltaba a la verdad), causaron la indignación de las trabajadoras citadas y de otros trabajadores del Museo del Estado.
En entrevista con las custodios de sala María Cleotilde (Coty) Valle Carrillo y Mónica Vázquez, responsables de la sección de Arqueología del Museo del Estado y quienes tienen una experiencia de más de dos décadas en el cuidado de las reliquias en resguardo de la actual Secretaría de Cultura (antes IMC), ambas hacen una precisión sustancial.
Mónica Vázquez indica en entrevista realizada el jueves 10 de junio en el Archivo Histórico Municipal del Ayuntamiento de Morelia, donde también trabaja:
“Queremos decir públicamente que, tras el descubrimiento del robo de la presea Generalísimo Morelos, el sábado 22 de mayo, todo el personal del museo nos entregamos a la tarea de revisar las salas bajo nuestra responsabilidad para confirmar que no faltara ninguna pieza del acervo. En esa revisión visual, los dos collares del preclásico estaban en su vitrina, que está etiquetada con el número de registro 2105050010308800007”.
Coty Valle añade, en entrevista realizada este pasado viernes 11 de junio por este blog:
“El lunes 24 de mayo, al comenzar mi turno matutino, que se cumple de lunes a viernes, yo estaba muy alerta tras la fuerte impresión de saber que nos habían robado la Presea Generalísimo Morelos de la planta alta, así que ese lunes yo revisé con especial esmero la sala de arqueología, que es la que me corresponde, y entre las 13:50 y las 14:00 horas de ese lunes 24 de mayo, cuando entregué las salas de la sección porque mi turno había terminado, todo estaba sin novedad. Fue hasta el día siguiente, el martes 25 de mayo, cuando al llegar a mi turno, a las 10:00 de la mañana y hacer la inspección preliminar a la apertura de la sección al público, me di cuenta de que faltaban piezas y lo reporté de inmediato”.
Los reportes, debe ser dicho aquí, están todos por escrito y el director del Museo del Estado fue oportunamente notificado de todo esto.
En este sentido, cuento con respaldo de todos los documentos, incluyendo las dos denuncias penales levantadas ante el Ministerio Público, que son, por sí mismas, la “versión oficial” del caso.
De modo que el director del Museo del Estado ha faltado a la verdad cuando le reveló a Carlos F. Márquez, de La Jornada Michoacán, que “no se ha podido determinar si la extracción fue reciente o si se realizó años atrás”.
También ha faltado a la verdad al revelar lo propio a Ricardo Aguilera
Lo más grave de todo es que le ha faltado a la verdad al licenciado Francisco Javier Fernández Hurtado, apoderado jurídico de la Secretaría de Cultura.


Conocimiento y omisión
A la luz de los hechos, la verdad es que se conoce perfectamente el espacio de tiempo en el que probablemente se cometió el robo de los dos collares precolombinos: ocurrió durante el turno vespertino del lunes 24 de mayo de 2010, del que se ocupa una custodio que apenas fue designada para ese puesto hace muy poco tiempo, por el propio director del Museo del Estado.
Lo extraño del caso es que en el mismísimo expediente levantado ante el Ministerio Público el jueves 10, todas las declaraciones acopiadas se refieren al martes 25, incluyendo la de la custodio encargada del turno de la tarde, María de Lourdes Mondragón Cortez.
No se habla en absoluto de su turno el lunes 24.
El asunto es muy grave, toda vez que no han sido los trabajadores, sino el propio José Luis Aguilera, como director del museo, el que ha acudido a realizar todos los trámites alusivos a los robos ante la Secretaría de Cultura, a fin de que sea el departamento jurídico de la dependencia el que integre el expediente, como es su trabajo.
Pero al omitir información, es decir: al faltar a la verdad en detalles como el del momento probable en que se cometió el hurto, pasando por alto que Coty Valle había reportado “sin novedad” en su inspección del lunes 24 de mayo, Aguilera Ortiz está comprometiendo a la propia Secretaría de Cultura, ya que es el licenciado Francisco Javier Fernández Hurtado, en su papel de apoderado jurídico de la Secretaría de Cultura, el que está firmando las denuncias y sobre el que podrían recaer responsabilidades por faltar a la verdad en una declaración ministerial.
La pregunta que se debe formular a la luz de todo esto es: ¿por qué, si sabe lo que sus trabajadores le han revelado, José Luis Aguilera ha estado difundiendo una versión distinta?
Es decir, ¿a quién está protegiendo y por qué? Son preguntas importantes, pues la actitud del funcionario amenaza con comprometer a toda la Secretaría de Cultura por omitir hechos. Ya se sabe lo que dice el refrán: “la verdad está en los detalles”.
Y mientras tanto, el patrimonio michoacano es el que está padeciendo.

Entrevistas pospuestas
Hasta el pasado viernes 11 de junio, el director del Museo del Estado, José Luis Aguilera Ortiz, evadió olímpicamente cualquier entrevista conmigo. Como que estar “a cuadro” en una videograbación no le resulta grato.
El jueves 10 de junio, en dos ocasiones, lo intercepté para entrevista y en las dos la pospuso para “más tarde” y prefirió sostener dos charlas “off the record”, a las cuales accedí con su promesa de encontrarnos el viernes… pero ese encuentro no se cumplió sino hasta la tarde de ese día. Sólo uno de los fragmentos más significativos es el que presento con este post, pero desahogaré la entrevista completa.

EN VIDEO


El fragmento sustantivo de una entrevista realizada con el sociólogo José Luis Aguilera Ortiz, director del Museo del Estado, el pasado viernes 11 de junio poco antes de las 18:00 horas, en la que se le insiste sobre el tema de la precisión en las estimaciones sobre el momento del robo de los collares. El funcionario sostiene que hay un lapso "de días".

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