Puesta en escena de Odisea Teatro

Los niños sin-ceros



El día en que, durante una clase de rutina, tanto el profesor como dos de sus alumnos determinan que los ceros son una absoluta inutilidad matemática, una cifra sin valor cuyo único fin parece ser confundir a los estudiantes, estos subestimados pero indispensables guarismos desaparecen de todo el territorio nacional. En un parpadeo, de la noche a la mañana, todos los ceros de México hacen mutis y desquician la vida del país.
Las anécdotas (muchas jocosas, algunas trágicas) relativas a la ausencia de los ceros de los calendarios, los billetes y de todo tipo de operaciones matemáticas, así como a su búsqueda por parte de la gente, dan pie a la tragicomedia Los niños sin-ceros, con la que Brenda O. Pérez y David Hurtado adaptan libremente El país de los sin-ceros (2003), del dramaturgo argentino Gastón Quiroga.
La obra fue estrenada en Morelia a comienzos del segundo semestre de 2010 en el auditorio Silvestre Revueltas de la Escuela Popular de Bellas Artes, plantel centro histórico, bajo la dirección de Brenda O. Pérez y con las actuaciones de Ruth Merchán, Sergio Chávez y David Hurtado.


La aplicada adaptación
El país de los sin-ceros es una de esas obras de enorme duende que, de cuando en cuando, aparecen en el hemisferio teatral. Desde su estreno en Argentina, hace siete años, este trabajo se ha ido presentando en diferentes países, ya en su versión original o en distintas adaptaciones que responden, no sólo al potencial interpretativo que posee el texto mismo, sino a las prosapias e identidades de cada lugar.
En el caso de esta versión moreliana, sobresale un concienzudo trabajo de transcripción en el que las situaciones originales de la obra (protagonizadas por un gobernador, sus más allegados consejeros y representantes de los medios electrónicos de información), han sido trasladados a los personajes de un profesor de matemáticas en la secundaria y a sus dos alumnos, quienes alternan sus situaciones con los cortes informativos de una conductora de TV (Tempranito con Pamela).



El hecho de trasladar uno de los núcleos de la acción, del gabinete gubernamental original al aula escolar, tiene el acierto de enfocar mucho mejor el sector de público estudiantil al que se dirige este trabajo. Por otro lado, la interacción de los periodistas de TV con otros personajes de la vida nacional (el sacerdote José de Dios Aguilar; la lideresa sindical de los maestros, Elbanatti Billetatti; la Agenda Oficial del presidente, etcétera), permite abrir el panorama y jugar con los absurdos y aún con las denuncias vestidas de humor que surcan el trabajo.


En pos de lo indispensable
Protagonizada por egresados de la EPBA, Los niños sin-ceros es otra experiencia de teatro universitario local contemporáneo, de las que vienen abundando en la capital michoacana de manera especial desde 2008. Echando mano de las herramientas escénicas que han adquirido durante su formación, los integrantes de Odisea Teatro acuden a una puesta que no es minimalista de manera propiamente dicha, pero que sí procura prescindir de todo lo accesorio para quedarse con lo indispensable: un juego de móviles, algunas telas, un par de bancas y muy poco más.
Con estos elementos, el peso de la puesta recae en el trabajo actoral, en el que sobresalen Ruth Merchán y David Hurtado. Cada uno de los actores es responsable de por lo menos tres personajes distintos, casi todos de temperamento fársico, lo cual simplifica su construcción en beneficio de la credibilidad escénica.
Durante la función de estreno, celebrada hacia el mes de agosto, el ritmo de la puesta ocupaba todavía más seguridad, pero exhibía como su mejor atributo la frescura en el desempeño. El video que sigue a este texto da una buena idea del nivel de eficacia del trabajo.

EN VIDEO / Los niños sin-ceros

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