Función en El Rincón de los sentidos

Cumple 50 representaciones

La pieza Round de sombras




Recién separados, el bioquímico Andrés Belaunzarán (David Hurtado) y la ejecutiva bursátil Julia (Aidet Fuentes Mapourmé) se reúnen una noche en la casa que compartieron. Él la ha invitado a cenar y durante el encuentro se muestra obsequioso, atento: busca una reconciliación. Ella, en cambio, se resguarda detrás de una calculada armadura de frialdad y sarcasmo por la que resbalan los intentos de Andrés en pos de empatía.
La cena se desarrolla con intensidad, entre diálogos que transitan activamente de las confidencias al enfrentamiento y al reproche mutuo. A través de ellos podemos reconstruir la historia de los personajes y, sobre todo, la naturaleza del momento que están compartiendo: una vez perdido el amor y con las heridas frescas y abiertas, no queda más que revolcarse entre los escombros de la intriga, el entredevoramiento mutuo y la desidealización.
Así: agria, irónica, de momentos dolorosos y un final contundente, Round de sombras hace de sus dos protagonistas ejemplares perfectos para la vivisección del desencanto, de los egoísmos, de los celos y de la culpa, pero sobre todo, permite la vivisección del amor como un duelo de poder.
Y en ese duelo cada uno de los enamorados, en nombre del amor, buscará (y logrará) la cruel destrucción del otro.
Un texto amplio, dedicado a la temporada de estreno de esta pieza, se puede visitar en este enlace, que incluye un video a la primera versión del ejercicio, ofrecida en el CEDART Miguel Bernal Jiménez.


Originalmente, este trabajo duraba unos treinta minutos (un acierto, pues la economía de tiempo quedaba al servicio de la intensidad del contenido. Además, no debe olvidarse que Round de sombras es apenas una de las tres piezas de un tríptico).
Sin embargo, para participar en la Muestra Estatal de Teatro de 2009, que solicitaba trabajos de una duración mínima de 50 minutos, el equipo de Silencio Teatro optó por elaborar, a modo de experimento, una “segunda vuelta” repitiendo la pieza, pero invirtiendo los roles de los personajes (Julia es la laboratorista introvertida que invita a cenar a Andrés, el empleado bursátil y es ella la que finalmente desfigura el rostro de su compañero).
La idea, surgida al amparo del taller de dirección impartido en Morelia, dentro de las actividades previas de la muestra, es buena, ya que pone en perspectiva el rol de cada personaje y, sobre todo, introduce una variante para calibrar las reacciones del público ante una tipología femenina distinta.
La función del miércoles, en el café El Rincón de los Sentidos, ha tenido sus bemoles, ante todo porque ha debido medirse al entorno propio del teatro-bar, que no garantiza el control de todos los elementos implícitos en la puesta y ha debido ajustarse a los distractores e imponderables propios de un foro de ese tipo. Con todo, los resultados han valido la pena, como se puede ver en el siguiente video.


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